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22/02/2021 AUTOR: Daniel Lacalle Estrategias

La recuperación del empleo: clave del consumo y la recuperación

empleo

Muchos bancos de inversión señalan el aumento «anormal» de los ahorros como una señal alcista que impulsará una recuperación más fuerte y un auge sin precedentes del consumo.

Las cifras parecen impresionantes. En los Estados Unidos, JP Morgan estima dos billones de dólares en depósitos, frente a un billón de dólares antes de la pandemia. En la zona euro, Bloomberg Economics calcula un exceso de tenencia de divisas y depósitos de 300.000 millones de euros, también el doble del nivel visto antes de la crisis de la COVID-19. Sin embargo, el diablo está en los detalles.

Ese supuestamente masivo exceso de ahorro en la zona euro es, en realidad, poco menos del 4% del ingreso anual promedio de un hogar, claramente no un “exceso de ahorro” y menos cuando consideramos la composición. La mayor parte del aumento del ahorro proviene de los segmentos más ricos de la economía, según Eurostat. Además, la tasa de ahorro de los hogares en la zona del euro se situó en el 17,3% en el tercer trimestre de 2020, en comparación con el 24,6% en el segundo trimestre de 2020, y la economía de la eurozona siguió mostrando una recuperación pobre y sin empleo. Un factor muy importante también es la comparación con la renta real disponible. En el mismo período, según Eurostat, los hogares consumieron ahorro ya que el consumo aumentó mucho más rápido, un 13%, que la recuperación de la renta disponible, un mero 3,9%. En octubre, ese efecto de “golpe” desapareció y la zona euro reanudó su débil recuperación, pero con los hogares en una posición más ajustada.

La tasa de ahorro es irrelevante si no tenemos en cuenta la inestabilidad del mercado laboral y la renta real disponible de las familias en el período. Un aumento del 100% en la tasa de ahorro es en realidad muy poco cuando los salarios reales han caído en algunos casos a doble dígito y millones de ciudadanos permanecen en esquemas de empleo subvencionado o trabajos cesados (el equivalente a los ERTE españoles) o desempleados nueve meses después de la reapertura. Además, asumir que estos ahorros se convertirán en una orgía de consumo en 2021 ignora la realidad del mercado laboral y la historia de recuperaciones pasadas.

El desempleo en la zona del euro se mantiene en el 8,3% y todos los segmentos de empleo de los PMI siguen en contracción en los datos de enero. Más de 6 millones de trabajadores en las principales economías europeas siguen teniendo puestos de trabajo cesados y los planes de contratación no están aumentando tanto como sería necesario.

Los ciudadanos no salen y gastan alegremente cuando la recuperación del mercado laboral es tan frágil. También debemos tener en cuenta que la economía puede haber visto algunas restricciones de viaje y bloqueos, pero las compras “online” están disponibles en todas partes y las ventas minoristas solo han mostrado mejoras modestas después de la reapertura.

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En Estados Unidos no es muy diferente. El supuesto «exceso de ahorro» equivale a menos del 5% del ingreso anual disponible promedio de un hogar, y eso es antes de ajustar por aquellos que han visto salarios reales y bonificaciones más bajos.

Una gran parte del ahorro en depósitos proviene de los cheques de estímulo. El supuesto aumento masivo de “ahorro” se produce precisamente después de esos cheques. Como tal, podemos sacar dos conclusiones: los estadounidenses están ahorrando porque la situación del empleo sigue siendo débil e incierta, y la cifra “anormal” de ahorros proviene principalmente de un pago único estatal anormal. Con las peticiones continuadas de seguro de desempleo en los EE.UU. En 4,49 millones a febrero, aún muy por encima de los 1,67 millones del año anterior, el paro en el 6,3% y la tasa de participación laboral civil cayendo al 61,4% en enero, no podemos esperar un auge brutal en el consumo.

Los estadounidenses y los europeos no están ahorrando porque sean estúpidos o desinformados, sino porque su situación económica y laboral en general se ha deteriorado significativamente. Además, ahora que la inflación está aumentando, especialmente para bienes y servicios esenciales como alimentos, energía, educación, atención médica y servicios públicos, tenemos que esperar al menos hasta que se produzca una recuperación económica completa para creer que esos llamados «ahorros» se traducirán en un repunte agresivo del consumo.

La historia de crisis anteriores, incluso crisis pandémicas, nos dice que la recuperación ha sido más débil, con menor crecimiento de la productividad y salarios reales más bajos cada vez en los últimos 50 años. Creer que este muro de ahorros es significativo o extraordinario sin ajustarlo al ingreso real disponible y las condiciones económicas puede ser un grave error.
Los ciudadanos ahorran para sobrevivir, no para acumular efectivo.

Daniel Lacalle
Economista Jefe

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