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05/07/2024 AUTOR: Tressis Artículos destacados, Estrategias

Inversión inteligente: ¿Gestión activa o pasiva? Descubre tu mejor estrategia

Fondos de gestión activa

En el mundo de las inversiones una de las decisiones más importantes que debes tomar es elegir entre los fondos de gestión activa o pasiva. 

Ambas estrategias ofrecen enfoques distintos para la inversión en fondos y es necesario comprender las diferencias para definir cuál se adapta mejor a tus objetivos financieros. La gestión activa se centra en la selección cuidadosa de activos para superar al mercado, mientras que la gestión pasiva busca replicar el rendimiento de un índice específico. 

Profundicemos acerca de lo que se encuentra detrás de cada enfoque y veamos las claves para integrarlos en una estrategia de inversión diversificada.

 

 

La gestión de fondos

Los fondos de inversión son vehículos que permiten a los inversores agrupar el capital en una variedad de activos, como acciones, bonos y otros instrumentos financieros. Estos fondos son gestionados por profesionales que toman decisiones de inversión en nombre de los participantes del fondo. A continuación, describiremos las características de cada uno de los dos enfoques principales.

 

 

¿Qué es la gestión activa de fondos?

En la gestión activa de fondos un gestor toma decisiones sobre qué activos comprar y vender con el objetivo de superar el rendimiento del mercado o de un índice de referencia. Este tipo de gestión implica un análisis profundo y continuo para identificar oportunidades de inversión que puedan generar retornos superiores.

El gestor selecciona las acciones, bonos u otros activos que cree que tienen el potencial de superar al mercado basándose en un análisis exhaustivo de los fundamentos de las empresas, las condiciones del mercado y las tendencias económicas. 

Los fondos de gestión activa son flexibles y se adaptan a las condiciones cambiantes del mercado, por lo que el gestor puede ajustar rápidamente la cartera para aprovechar oportunidades incipientes o evitar riesgos emergentes, creando de este modo una inversión dinámica. 

 

Principales objetivos de la gestión activa de fondos

Como ya hemos mencionado, la gestión activa implica la toma de decisiones estratégicas sobre la compra y venta de activos. A continuación, detallamos los principales objetivos de la gestión activa de fondos:

  • Superar el índice de referencia: el gestor de fondos activos busca sobrepasar el rendimiento de un índice de referencia predefinido. Así pues, podría tomar de referencia el S&P 500 e intentar obtener rendimientos superiores.
  • Minimizar el riesgo relativo: aunque el objetivo es superar al mercado, el gestor también intenta minimizar el riesgo de obtener un rendimiento inferior al del índice de referencia. Esto se logra mediante la diversificación y la gestión activa de la exposición al riesgo.
  • Aprovechar ineficiencias del mercado: se busca identificar y sacar el máximo partido de las propias grietas del mercado, como activos infravalorados (véase Apple Inc. (AAPL) durante la crisis financiera de 2008-2009) o sobrevalorados (como la burbuja de las puntocom a finales de la década de 1990).
  • Adaptación a condiciones del mercado: esta cualidad representa una ventaja frente a la rigidez de la gestión pasiva en la medida en que permite al gestor responder a cambios en las condiciones del mercado, como fluctuaciones económicas, cambios en la política monetaria o eventos geopolíticos.

 

Estrategias utilizadas 

Entre las estrategias de inversión activa más comunes, encontramos varias que destacan por poner el énfasis en un manejo dinámico de los activos.

El análisis de valor (value investing) se centra en identificar y adquirir acciones que están infravaloradas en comparación con su valor intrínseco. Aplicando esta estrategia se busca invertir en empresas que el mercado ha pasado por alto o malinterpretado, con la expectativa de que el precio de sus acciones se recupere con el tiempo. 

La estrategia opuesta sería la inversión en crecimiento (growth investing) que se centra en empresas con un alto potencial de crecimiento en ingresos o ganancias que suelen operar en sectores innovadores o emergentes.

La rotación de sector es otra estrategia activa que implica ajustar la cartera entre diferentes sectores económicos en función de las expectativas de rendimiento. Por ejemplo, un gestor podría aumentar la inversión en tecnología y reducirla en energía si prevé un crecimiento más rápido en el sector tecnológico. Esta también está relacionada con el market timing, que intenta prever los movimientos futuros del mercado y ajustar la cartera de manera que puede aumentar la liquidez durante períodos de alta volatilidad o invertir en activos defensivos durante recesiones económicas.

Finalmente, otra de las estrategias más habituales es la búsqueda de patrones que puedan predecir el rendimiento futuro de los activos a través del análisis cuantitativo basado en el uso de modelos matemáticos y estadísticos para analizar grandes volúmenes de datos financieros. 

En conjunto, estas estrategias representan distintos métodos mediante los cuales el gestor de fondos de gestión activa intenta superar al mercado y ofrecer rendimientos superiores a sus inversores adaptándose tanto a las situaciones del mercado como a los objetivos individuales del inversor.

 

 

¿Qué es la gestión pasiva de fondos?

Nos encontramos ante una estrategia de inversión que se basa en replicar el rendimiento de un índice de mercado específico. A diferencia de la gestión activa, que implica la selección y ajuste continuo de activos, la gestión pasiva sigue una estrategia de «comprar y mantener» que busca igualar el rendimiento del índice de referencia con costes más bajos.

 

Fundamentos y estrategias

La gestión pasiva se cimenta sobre los siguientes puntos:

  • Réplica del índice: los fondos de gestión pasiva, como los fondos indexados y los ETF (Exchange Traded Funds), están diseñados para seguir el rendimiento de un índice de mercado, como el S&P 500 o el MSCI World. Estos fondos compran todas, o una muestra representativa, de las acciones del índice en las mismas proporciones.
  • Menores costes: implica menos investigación y menores transacciones que la gestión activa, lo que se refleja en ratios de gasto más bajos. Según diversos estudios, los fondos de índice suelen tener ratios de gastos significativamente menores que sus contrapartes de gestión activa, a menudo menos del 0,20% anual en comparación con el 1% o más de muchos fondos de gestión activa.
  • Transparencia y simplicidad: los inversores saben exactamente en qué están invirtiendo y pueden predecir cómo el fondo se comportará en relación con el índice de referencia.
  • Resultados consistentes con el mercado: muchos fondos pasivos incorporan mecanismos de rebalanceo automático para asegurarse de que su composición se mantenga alineada con el índice que replican. A medida que los componentes del índice cambian, ya sea por reestructuraciones del índice o por fluctuaciones en los precios de los activos, estos fondos ajustan automáticamente su cartera para reflejar estos cambios. De esta manera el fondo sigue cumpliendo con su objetivo de replicar el índice con precisión, proporcionando a los inversores resultados consistentes con el mercado.

Alineándose con los fundamentos propuestos, algunas de las estrategias más comunes de gestión pasiva son:

  • Los fondos indexados, diseñados para replicar el rendimiento de un índice de mercado específico comprando todos los activos del índice en las mismas proporciones, lo que garantiza que el fondo seguirá de cerca el del índice subyacente.
  • Los ETF, fondos que también replican un índice de mercado, pero se negocian en las bolsas de valores como una acción, lo que flexibiliza la compraventa a lo largo del día.
  • Los fondos índices de bonos funcionan de manera similar a los fondos indexados de acciones, pero se enfocan en replicar el rendimiento de índices de bonos; son una opción popular para los inversores que buscan ingresos estables y menor volatilidad en comparación con los fondos de acciones.
  • Las estrategias de optimización de muestras implican comprar una muestra representativa de los activos del índice que, en conjunto, imitan el rendimiento del índice completo. Esta estrategia es útil en índices muy amplios o en mercados donde la compra de todos los componentes sería logísticamente compleja o costosa. Por ejemplo, un fondo que sigue el Russell 2000 (un índice de pequeñas capitalizaciones) podría seleccionar solo un subconjunto de las 2000 empresas que componen el índice para replicar su rendimiento general de manera efectiva.
  • El rebalanceo automático es una técnica utilizada por muchos fondos pasivos para mantener la alineación de la cartera con su índice de referencia. A medida que los precios de los activos cambian y la composición del índice se ajusta, el fondo rebalancea su cartera automáticamente para reflejar estos cambios.

 

 

Gestión activa vs. pasiva

La elección entre la gestión activa y pasiva depende de varios factores, incluyendo los objetivos de inversión, la tolerancia al riesgo y las preferencias personales. Ambas tienen sus ventajas y desventajas.

 

La decisión de inversión: ¿Cuál es mejor para ti?

Elegir entre la gestión activa y la gestión pasiva de fondos depende de varios factores que debes considerar cuidadosamente en función de tus objetivos financieros, tolerancia al riesgo y preferencias personales.

Históricamente, muchos fondos pasivos han superado a los fondos activos en términos de rendimiento ajustado al riesgo, especialmente después de considerar los costes. Según el informe SPIVA, más del 80% de los fondos activos no superan el índice de referencia a largo plazo. No obstante, el gestor puede superar al mercado en determinadas condiciones.

En términos de simplicidad y transparencia, la estrategia de replicar un índice hace que sean más sencillos, lo que facilita a los inversores entender exactamente en qué están invirtiendo; son ideales para aquellos que prefieren una estructura de inversión más clara y menos sujeta a cambios frecuentes.

Por su lado, la flexibilidad es una gran ventaja de la gestión activa, ya que el gestor puede ajustar la cartera en respuesta a cambios en las condiciones del mercado.

La tolerancia al riesgo es otro factor que influye en la decisión entre gestión activa y pasiva. Los inversores con una alta tolerancia al riesgo y que buscan oportunidades para obtener mayores rendimientos pueden inclinarse hacia la gestión activa, ya que están dispuestos a asumir más riesgo en busca de posibles retornos superiores. 

Finalmente, tus objetivos de inversión son relevantes a la otra de decantarte por una u otra. Si tu objetivo es igualar el rendimiento del mercado de manera eficiente, la gestión pasiva es probablemente la mejor opción mientras que si buscas oportunidades para superar el mercado y estás dispuesto a asumir los riesgos adicionales, la gestión activa puede ser más adecuada. Seguramente, la mejor opción sea usar una combinación de ambas.

 

 

Integración en una estrategia de inversión diversificada

Para muchos inversores, la mejor estrategia consiste en una combinación de ambos enfoques, ya que integrar fondos de gestión activa y pasiva en tu cartera puede ofrecer un equilibrio entre rendimiento, costes y flexibilidad.

  • Diversificación de enfoques: combinando ambos tipos de gestión se obtiene una diversificación adicional. Podrías tener una base de fondos pasivos de bajo coste que proporcionan una mayor exposición al mercado, complementada con fondos activos en sectores específicos donde se atisbe un potencial rendimiento superior. Puedes profundizar sobre los mejores productos financieros para diversificar tu cartera aquí.
  • Balanceo de riesgo y rendimiento: los fondos pasivos proporcionan estabilidad y bajo coste, mientras que los activos ofrecen oportunidades de alto rendimiento de los fondos de inversión. Dicha combinación genera un equilibrio entre el riesgo y el potencial de retorno.
  • Flexibilidad para adaptarse a las condiciones del mercado: en los períodos de alta volatilidad o cambios económicos significativos, la flexibilidad de los fondos activos es beneficiosa y, al mismo tiempo, los pasivos pueden proporcionar un ancla de estabilidad en tu cartera.

Evaluar tus objetivos personales, tu tolerancia al riesgo y tus preferencias de inversión te ayudará a decidir cuál es la mejor combinación para tu inversión. 

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