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28/06/2024 AUTOR: Daniel Lacalle Artículos destacados, Estrategias

Impacto de la transición energética en las inversiones según nuestro experto Daniel Lacalle

Transición energética en las inversiones

La transición energética no es simplemente un cambio en la fuente de generación de electricidad, sino que es una transformación profunda y multidimensional que afecta a numerosos sectores de la economía global. 

A través de este artículo, guiado por la experiencia de Daniel Lacalle, nos adentraremos en cómo esta evolución impacta en las carteras de inversión y presenta oportunidades y desafíos únicos para los inversores. Exploraremos la eficiencia energética mejorada, las innovaciones en tecnología de almacenamiento y la expansión de las energías renovables, junto con estrategias de inversión prudentes que capitalicen estos cambios. Asimismo, analizaremos cómo los ajustes en política regulatoria y los desarrollos en mercados emergentes están redefiniendo las normas del juego en el ámbito financiero, enfatizando la importancia de una visión desideologizada y estratégicamente diversificada para maximizar los beneficios minimizando el riesgo.

 

 

Análisis del impacto de la transición energética en las carteras de inversión

Cuando hablamos de transición energética, muchos inversores piensan en renovables y empresas eléctricas como parte del proceso de descarbonización iniciado hace unos años a raíz del acuerdo de Kioto. Sin embargo, la transición energética es mucho más que una modificación en el campo de la generación eléctrica. Se trata de un proceso constante de mejora en eficiencia que involucra a muchos sectores más allá del puramente energético. La aviación, transporte, industria manufacturera e incluso servicios son parte de ese proceso que ha permitido que la intensidad energética del crecimiento económico se haya reducido de manera impresionante.

La intensidad energética global (consumo total de energía por unidad de PIB) disminuyó un 1,4% en 2023 y un 1,2% en 2022, es decir, más rápido que en 2021, con una tendencia histórica de -1,9%/año entre 2010 y 2019. Es decir, que la intensidad energética global se ha reducido un 30% en poco más de una década. Países con un alto consumo de energía, como China, han reducido su intensidad energética un 0,5% en 2023.

Las economías avanzadas experimentaron una caída récord en sus emisiones de CO2 en 2023, incluso cuando su PIB creció, según la IEA. “Sus emisiones cayeron a su nivel más bajo en cincuenta años, mientras que la demanda de carbón volvió a caer a niveles no vistos desde principios del siglo XX”.

El mercado global de almacenamiento de energía casi se triplicó en 2023, según Bloomberg New Energy Finance. En 2023, el almacenamiento ascendió a 45 GW (97 GWh o gigavatios-hora) y se espera que crezca una media del 21% anual hasta alcanzar los 137 GW (442 GWh) en 2030. La continua reducción del coste del almacenamiento es un aspecto clave en la transición energética.

Según un informe del Consejo Mundial de la Energía Eólica (GWEC), el sector eólico mundial instaló una potencia récord de 117 GW en 2023, con lo que la capacidad instalada acumulada superó 1 TW. Bloomberg New Energy Finance ha aumentado su previsión de instalaciones mundiales de energía solar para 2024 de 511 GW a 574 GW, lo que implica un crecimiento del 29% con respecto a 2023. 

La Agencia Internacional de la Energía ha publicado sus perspectivas mundiales para el vehículo eléctrico y espera que las ventas de coches eléctricos alcancen los 17 millones de unidades en 2024, lo que representa más de uno de cada cinco coches vendidos en todo el mundo. Según el informe, el 60% de los vehículos eléctricos vendidos en China en 2023 ya eran más baratos que sus equivalentes con motor de combustión.

 

 

Estrategias de inversión para aprovechar la transición energética

Para los inversores, la transición energética puede ser una gran oportunidad de generar una alta rentabilidad con menor volatilidad que el mercado. Para ello, conviene analizar las alternativas de inversión desde perspectivas financieras claras. 

Debemos buscar empresas con beneficios, balances sólidos y un diferencial de valor tecnológico claro. No debemos caer en el error de pensar que toda inversión que lleva la etiqueta “verde” es buena. Cuando buscamos sostenibilidad debemos entender que no hay nada más insostenible que las pérdidas. Por lo tanto, un análisis desapasionado y despolitizado es clave a la hora de elegir inversiones.

 

Diversificación de cartera y oportunidades con energías renovables.

Parte del proceso de transición energética es la mejora de eficiencia de los sectores tradicionales. No debemos ignorar la importancia de invertir en minería de cobre, en gas natural y otras materias primas esenciales. Sin litio, gas natural, tierras raras o cobre no hay transición energética. También debemos valorar aquellas industrias que están avanzando en eficiencia y tecnología y, con ello, generando un fuerte avance en la reducción de emisiones. 

Consideramos que en inversión hay enormes oportunidades en distribución, captura de CO2, reducción de emisiones en gas natural y también en petróleo, además de un avance espectacular de la energía solar, eólica y el hidrógeno. Valoramos la mejora espectacular en emisiones en toda la cadena de producción, que permite una actividad industrial más limpia y eficiente.

Si queremos aprovechar la transición energética, debemos pensar como inversores y no como políticos. El riesgo regulatorio debe estar incluido en nuestro análisis, y siempre elegir empresas que reflejen solidez en su balance y en su cuenta de resultados. Invertir en transición energética es invertir en tecnología y en empresas que mejoren sus beneficios. La verdadera sostenibilidad se manifiesta en un balance sólido y una cuenta de resultados solvente.

Es importante desideologizar nuestra cartera y diversificar sabiendo que el proceso de descarbonización no es lineal y que habrá perdedores entre aquellas empresas que se apunten a la etiqueta verde, pero con altísima deuda y mala rentabilidad. Por lo tanto, es esencial diversificar la cartera atendiendo a criterios de eficiencia, rentabilidad y con pesos adecuados en las tecnologías más atractivas. 

Desde nuestro punto de vista, la inversión no debe ignorar la importancia de la minería de materias primas esenciales para la transición (cobre, litio, etc.) ni los retos que conlleva el hidrógeno verde, que necesita de enormes inversiones y puede generar sustos a los inversores en el proceso. 

Nuestra recomendación es siempre estar, como inversores, con los beneficios por delante y el capex (plan de inversiones) por detrás. Es decir, invertir en aquellas empresas que ya han demostrado su capacidad de generar beneficios superiores con sus inversiones.

Diversificar significa también evitar el riesgo político y regulatorio en la medida de lo posible, ya que es el mayor riesgo para esta tendencia global. Los gobiernos que ofrecen incentivos generosos suelen eliminarlos sin avisar cuando se convierten en una carga para sus cuentas.

 

 

El futuro de las inversiones en la transición energética

Invertir en transición energética es invertir en tecnología, y eso nos debe recordar que todas las tecnologías pasan por una fase de nacimiento, transición, madurez y declive. Creemos que es un buen momento para invertir en solar y eólica por su madurez, pero debemos tener en cuenta que, en periodos de inflación persistente, las empresas más estables y seguras tienden a dar peores rentabilidades porque se asemejan a un bono. Los grandes ganadores en integración y desarrollo eólico, además de líderes en transmisión e inversión en redes, son europeos y españoles.

El riesgo monetario es, con el regulatorio, el mayor enemigo de la inversión sostenible. Tener en cuenta los periodos de alza de tipos e inflación persistente nos permite identificar buenas opciones de valor a largo plazo para el inversor cauteloso. El año 2024 nos da buenas opciones de valor en líderes en renovables y transición energética competitiva.

El futuro de las inversiones en la transición energética no puede ser más optimista si no caemos en ignorar los factores económicos, financieros, regulatorios y monetarios, La inversión en transición energética debe centrarse en los que generan mayores beneficios ofreciendo bienes y servicios más abundantes y baratos sin necesidad de subvenciones. La transición energética competitiva.

Los periodos de riesgo geopolítico y de inflación persistente no deben nublar nuestra vista y hacernos mirar al pasado. Si analizamos la transición energética como una carrera tecnológica que generará más crecimiento, empleo, competitividad y acceso a energía barata, sabremos que las oportunidades de inversión son enormes si nos fijamos en los líderes que crean valor y mejoran márgenes y beneficios por su valor añadido y ventaja competitiva. 

 

En el contexto del riesgo geopolítico, puedes consultar la opinión de nuestro experto sobre la situación actual de Oriente Próximo en el artículo «Impacto de la situación de Oriente Próximo en los mercados financieros»

 

 

Tendencias de inversión

 

Daniel Lacalle - Firma Blog

Por Daniel Lacalle

Economista jefe de Tressis

Doctor en Economía, profesor de Economía Global y Finanzas, además de gestor de fondos de inversión.

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