Bajo una visión global, la semana debe girar en torno a lo que decida realizar el BCE, pues la capacidad de la que hoy disponen los bancos centrales para alterar los mercados es absoluta. Se espera que siga el mismo camino que el emprendido por la Reserva Federal, es decir, poco a poco y sin sobresaltos, una fórmula que, en el caso norteamericano, ha funcionado. Por ello todo lo que no sea anunciar una ampliación en el tiempo del QE a cambio de ir reduciendo gradualmente la cuantía puede tener cualquier recibimiento. Además, lo que parece haber quedado definitivamente en el olvido es todo lo relativo a tocar los tipos, que no parecemos tan preparados como cabía esperar meses atrás.
También la temporada de resultados es un elemento central del comportamiento de los mercados financieros, claro que no vende tanto como el tercero en discordia, al menos aquí, Cataluña. Confirmado el 155, queda por ver la reacción en las calles y los consejos de administración, pues la fuga masiva de empresas supera todas las expectativas, demostrando que este «proceso» beneficia a más bien pocos. Y después de esto van los indicadores económicos de la región y del conjunto del país, a buen seguro sufriendo la incertidumbre que tan poco gusta a cualquiera que vaya a invertir un solo céntimo.
Hablando aún en clave política, los frentes se multiplican y todos a favor del mercado. Por un lado la victoria por aplastamiento de Abe, con lo que podemos estar tranquilos, ya que los Abenomics seguirán vigentes aún por mucho tiempo por más que su eficacia esté en entredicho. Luego va la confirmación del giro ideológico en Latinoamérica con otra victoria más de Macri, según la cual las tesis más «liberalizadoras» se están terminando de imponer. Y por último, la operación continua de marketing de la Administración Trump, que nos volvía a prometer la reforma fiscal (bajada de impuestos) de aquí a final de año. Si llega, perfecto, pero si no, bueno, pues muy bien, pues adiós.
Buen día.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones