No esperaban con ansias los mercados la conferencia de banqueros centrales y no hicieron mal en centrar su atención en otros asuntos. Y es que el mensaje que se puede extraer de tal evento es que los inversores debemos creer en su palabra y sus métodos a pies juntillas, que al fin y al cabo son ellos quienes se preocupan por mostrarnos la verdad.
Casi casi, esa parece que debería ser también la biblia republicana. Fe en que tarde o temprano los Trumponomics llegarán. Porque lo que es hasta la fecha, poco más se puede pedir. La reforma fiscal de la que tanto se habla va a terminar no pareciéndose en nada a la original como sigamos así, y naturalmente los mercados lo recogen, como es el caso del dólar, que ayer volvía a perder valor. Tiene el viento a favor la Administración Trump de que la economía no responda negativamente a la falta de acción legislativa, pues como recoge el indicador de confianza de las pequeñas compañías de EEUU, la actividad mejora hoy y pinta que también mañana.
Tampoco esperaba nadie una caída súbita del precio del petróleo, pero eso es lo que tienen las materias primas. Según cuanta la IEA, es necesario recortar las previsiones de demanda del crudo dado que esta no será tan fuerte como todos venían publicando. Y aunque los mismos lo digan con la boca pequeña, siempre hay que tener un ojo atento al despertar de los productores «no convencionales».
El dibujo de la macroeconomía es radicalmente distinto en la medida en que se va cumpliendo, con mayor o menor acierto, lo que el consenso cree que es el panorama. La zona euro está confirmando las expectativas de crecimiento con Alemania y España a la cabeza, mientras Italia se retrata como el último de los grandes países. Además, el ZEW revela la alta confianza de inversores y analistas en el futuro inmediato de Europa. Y aunque Japón siempre es más difícil de prever, el PIB del tercer trimestre supera las estimaciones gracias al empuje de las exportaciones, casualmente reforzadas por un yen barato; y el yen barato es consecuencias de las políticas de…
Más o menos parecido es el paisaje en lo que a precios se refiere. El IPC de España, como el del resto de economías del bloque comunitario, desciende según se va suavizando el efecto base del precio del petróleo. En el Reino Unido este mismo indicador, aunque crece por debajo de lo previsto, lo hace un nada despreciable 3% que ayuda a defender la reciente subida de tipos. Y, finalmente en EEUU, la fortaleza de los precios industriales sorprende positivamente por eso de que las presiones en precios han vuelto hacia niveles relativamente reducidos.
Buen día.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones