Tras muchos meses de subidas generalizadas, este 2022 ha comenzado regalándonos altos niveles de volatilidad, en un primer momento motivados por las expectativas de endurecimiento de la política monetaria global, y después, desgraciadamente, por la invasión de Rusia del territorio ucraniano.
Pero, por muy dura que sea la realidad, los mercados se acostumbran a todo y esa es la razón por la que las recientes caídas en muchas de las clases de activos constituyen una oportunidad de comprar, a precios muy atractivos, posiciones cuyas valoraciones hace escasos meses eran, cuando menos, difíciles de justificar.
En renta fija, el gran desafío para los gestores de carteras durante los últimos años, las oportunidades son claras: hoy podemos comprar crédito europeo de alto rendimiento (o high yield) a unos niveles aproximadamente 160 puntos más elevados que hace medio año, lo cual quiere decir que el inversor hoy se ve remunerado en unos 390 puntos sobre el activo libre de riesgo (bono alemán) cuando en octubre obteníamos una prima de 230. ¡Por el mismo riesgo emisor!
¿Y si pensamos que las sanciones económicas que se están imponiendo a Rusia pueden dañar la ya débil y desigual recuperación europea?
Pues por financiar a aquellas empresas calificadas como grado de inversión obtendríamos un diferencial de aproximadamente 80 puntos básicos frente a los 45 que habríamos disfrutado hace medio año. No se producían estas oportunidades de financiar a las compañías más solventes de Europa a estos niveles desde hace dos años y, si obviamos marzo de 2020, por lo extraordinario de la situación, tendríamos que remontarnos hasta enero de 2019.
En este gráfico se aprecia que estos niveles han sido históricamente buenos momentos de compra.
Bendita volatilidad.