Cerramos un trimestre bastante ajetreado en el que las bolsas han continuado marcando nuevos máximos históricos, sobre todo en Estados Unidos, pero cada vez están participando menos compañías y sectores en las subidas. Esto no suele ser una buena señal.
Mientras al principio de año hablábamos de una subida coral, ahora solo unas pocas empresas están logrando que índices como el Nasdaq, el S&P 500 o incluso el Euro Stoxx 50, en menor medida, den una falsa señal de fortaleza. Si tomamos como ejemplo el país norteamericano, en junio solo el 40% de las compañías del S&P 500 lograron cerrar en positivo y la media fue de un -0,5%. En cambio, el índice cerró con un + 3,5%. Una diferencia muy importante. Los culpables, entre comillas, son algunas de las grandes tecnológicas: NVIDIA, Apple, Microsoft, Amazon, Broadcomm y Meta, que son responsables del 80% de toda la rentabilidad del índice. Y si añadimos Eli Lilly, Alphabet y Tesla tendríamos el 100%.
Si lo vemos desde otro ángulo, más ligado el puro momentum de corto plazo, tenemos al 60% de las empresas por encima de sus medias de 200 sesiones y solo el 40% por encima de la media de 50. Así que a corto plazo la gran mayoría están pasando por un momento de debilidad. Algo que contrasta también con el inicio de año, donde el 90% de las compañías estaban por encima de sus medias de 50 sesiones. Del 90 al 40, pero el índice sigue en máximos. Esto obviamente está complicando, y mucho, la gestión activa.
Cruzando el Atlántico, Europa se ha ido descolgando poco a poco de Estados Unidos tras la incertidumbre derivada de las elecciones europeas. Y el actor principal ha sido Francia, que ha arrastrado al resto de bolsas de la región. Solo se ha salvado el AEX neerlandés, gracias a ASML, ASM y Prosus.
Como suele ser habitual en este tipo de situaciones, los inversores no han distinguido entre sectores y empresas. Grandes, pequeñas, regionales o globales han registrado caídas importantes entre mayo y junio. Empresas como LVMH, Airbus, L’Oreal, Schneider o incluso Saint Gobain tienen casi todo su negocio fuera de Francia, por lo que creemos que el castigo político es bastante exagerado. En estos casos es cuando tenemos que insistir en que la volatilidad también trae consigo buenas oportunidades. Y podemos encontrarlas en muchas de estas empresas francesas, también españolas o italianas, por ejemplo.
Dentro de nuestras carteras y productos de renta variable, la rentabilidad de junio ha sido francamente decepcionante. Sobre todo, en lo relativo con los índices globales. Nuestra mayor exposición a Europa, y en concreto a Francia, junto con las pocas compañías estadounidenses que han registrado alzas han hecho mella en la rentabilidad.
Aun así, todos los productos gestionados mantienen rentabilidades de doble dígito en lo que va de año, e incluso las carteras gestionadas mundiales rozan el +20%. En cuanto a Cartera Activa UL y nuestro Plan de Pensiones Crecimiento, que también cuentan con algo de peso en renta fija, el retorno es del 11 y el 10%, respectivamente.
De cara al tercer trimestre esperamos que poco a poco se vayan resolviendo los desafíos que tenemos encima de la mesa y cada vez se sumen más sectores y compañías a las subidas de los índices. Industrias como la venta al por menor, el consumo (tanto discrecional como básico) o los materiales de alto rendimiento se han quedado muy atrás y deberían volver a recuperar el ritmo de inicio de año. Esto sería un punto muy positivo para mantener el mercado alcista actual.