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03/03/2021 AUTOR: Salomé Bouzas Morning meeting

Incómodamente optimistas

Iba a empezar diciendo que estamos en uno de esos momentos en los que la sensación es la de calma antes de la tempestad, pero lo cierto es que pocos días en el año podemos tener una sensación de tranquilidad total cuando nos referimos a nuestros amigos los mercados.

Teniendo en cuenta el entorno de abundancia total y absoluta de liquidez en el que nos movemos desde 2008-2011, lo de estar incómodamente optimistas es una constante: incómodamente porque, con permiso de la COVID-19, seguimos en el período alcista más largo de la historia y las valoraciones de muchos activos solo tienen sentido si en el mismo gráfico ponemos el crecimiento de los tamaños de los bancos centrales; y optimistas porque precisamente las autoridades monetarias son las que nos empujan a seguir comprando, y porque si solo nos hubiéramos guiado por las valoraciones llevaríamos años fuera de mercado. ¡Fíjense ustedes en lo que nos habríamos perdido! (Inserten aquí gráfico de casi cualquier índice de renta variable en los últimos 10 años. Menos del Ibex 35. Del Ibex mejor no).

Pero a lo que iba, que me lío: después de los más de 30 puntos básicos de repunte de rentabilidad del bono americano, en su referencia de diez años, que vimos en febrero, parece que la deuda pública ha decidido tomarse unas sesiones de descanso. No así las consecuencias de dicho movimiento pues, desde entonces, las bolsas no marcan un rumbo definido y se caracterizan por el típico “más vale pájaro en mano”, por el que los inversores, después de un día o dos de alzas, deciden realizar los beneficios latentes, no vaya a ser que al treasury le dé por ir a visitar al 1,7%. Ayer, en particular, la tecnología y el consumo discrecional, es decir, lo que se había comportado mejor el lunes, sufrieron las mayores ventas.

Todo esto, por supuesto, está muy monitorizado por los bancos centrales. La tradicional importancia de la retórica sigue vigente muchos años después del ya histórico whatever it takes que salvó el euro. Así, tanto desde la Reserva Federal como desde el Banco Central Europeo se están afanando en dejar claro que el salto de la inflación no soluciona los problemas de base de las economías, que estas siguen lejos de sus niveles objetivos y que seguirán ahí para asegurar la recuperación económica. Entre las voces autorizadas que se pronunciaron ayer estaba un viejo conocido, Luis de Guindos, que nos confirmaba que el BCE está preparado por si el repunte de las rentabilidades nominales afectase a la eficacia de su política.

Hoy, ya para finalizar, tendremos la publicación de los PMI de servicios tanto para Europa como para Estados Unidos (también del ISM no manufacturero en este caso), de los cuales recordamos su capital importancia para las economías desarrolladas. Mucho me da que lo de la recuperación a dos velocidades se va a ver sin necesidad de lupa.

Buen miércoles.

Mª Salomé Bouzas Romero
Analista

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