Un mal cierre de semana no impidió que la mayoría de los principales índices obtuvieran rentabilidades semanales positivas, ayudados por algunas sorpresas al alza en los datos económicos y los informes de beneficios del cuarto trimestre, así como por lo que algunos vieron como señales alentadoras de la Reserva Federal.
Sin embargo, parte de la euforia con la que hemos iniciado el año se agotó el viernes, después de los decepcionantes resultados y perspectivas de Apple, Alphabet y Amazon. El índice S&P 500 se alejó del máximo intradía de 4.195 puntos que había marcado el jueves, su mejor nivel desde finales de agosto. No obstante, aún hay motivos para el optimismo. El principal índice de Estados Unidos se mantiene por encima del «cruce de oro», nivel que superó el jueves por primera vez en dos años y medio, ya que la media móvil de 50 días se situó por encima de su promedio de 200 días. La métrica es un indicador de que una tendencia alcista en los mercados está ganando impulso.
Los datos económicos del viernes trajeron grandes sorpresas que hicieron que los inversores reconsideraran sus expectativas sobre los tipos de interés y provocaron la venta masiva de bonos. El Departamento de Trabajo informó que se crearon 517.000 empleos no agrícolas en enero, aproximadamente el triple de las estimaciones de consenso y el mayor aumento en seis meses. Por su parte, la tasa de desempleo cayó al 3,4%, su nivel más bajo desde 1969. Además, el aumento mensual de los salarios por hora cayó a 0,3%, ayudando a reducir el aumento interanual a 4,4%, el nivel más bajo desde agosto de 2021, lo cual podría ayudar a la Fed en su lucha contra la inflación.
La otra sorpresa del día fue el incremento en la actividad del sector servicios de EE.UU. durante el mes de enero, revirtiendo casi toda su fuerte caída en diciembre y situándolo de vuelta al territorio de expansión.
En Europa, a pesar de las ventas registradas el viernes, los rendimientos de los bonos disminuyeron en la semana ante la posibilidad de que los principales bancos centrales pudieran cambiar su política monetaria a finales de este año. El rendimiento de los bonos soberanos a diez años de Alemania cerró en el 2,18% a pesar de que el Banco Central Europeo elevó los tipos de interés en medio punto porcentual el jueves, y señaló un movimiento similar en marzo. La caída de las rentabilidades exigidas fue generalizada en todo el continente. En el Reino Unido, donde el Banco de Inglaterra también subió el precio del dinero, los rendimientos de la deuda de referencia a diez años siguieron a sus homólogos europeos y se acercaron al 3%.
Los diferenciales de crédito corporativo con grado de inversión disminuyeron (lo que indica un buen comportamiento en relación con los bonos del Tesoro) durante la semana. Las condiciones técnicas fueron en general favorables, ya que los volúmenes de negociación en el mercado secundario estuvieron por encima de los promedios diarios, mientras las nuevas emisiones se detuvieron en los días previos a la reunión de política monetaria de la Fed.
Los bonos high yield siguieron a la renta variable al alza, y el sentimiento favorable para los activos de riesgo durante la mayor parte de la semana generó expectativas de que el volumen de nuevas operaciones repuntará tras el mal año 2022.
Además, la OPEP y sus aliados, liderados por Rusia, decidieron el miércoles mantener sin cambio su ritmo de producción fijado en octubre pasado para todo el año 2023. La noticia era recogida con una fuerte caída del precio del crudo por debajo de los 80 dólares el barril. Tampoco era la semana del oro, el cual, tras el buen inicio de enero, perdía la cota de los 1.900 dólares la onza.
Los datos más relevantes de la semana que hoy comienza serán el PIB del Reino Unido, el IPC de Alemania y la confianza del consumidor elaborada por la universidad de Michigan. En el terreno corporativo, continuará la temporada de resultados de 2022, en la que por ahora observamos un incremento interanual de los beneficios de un solo dígito, pero alto, en Europa y Estados Unidos.
Buen día.