No hay errores, hay enseñanzas. Y a mayor el error, más grande la enseñanza. Yo he aprendido casi todo en la vida a base de meter la pata. Los asesores y gestores que han cometido el error de seguir en emergentes después de los “avisos a navegantes” que ha habido tienen que verlo como que han aprendido buenas lecciones sobre cómo funcionan los mercados financieros, especialmente los de los países emergentes. Y utilizar todo ello para su estrategia futura, que ahora es lo que importa, no el pasado. En el artículo de hoy, además de revisar los errores para no cometerlos en el futuro, analizaremos cuál puede ser la evolución de los mercados emergentes –incluso si pueden llegar a suponer una oportunidad de compra– y otras implicaciones de esta situación.
La primera lección es que en los mercados hay que leer “las advertencias escritas en la pared”, sobre todo si vienen de la Reserva Federal de los Estados Unidos (en adelante la Fed, que estamos entre amigos). Los anglosajones dicen the writtings on the wall. Pues para writting, el aviso a navegantes de la Fed en mayo del año pasado: se puede decir más alto, pero no más claro: ¡Por orden del Señor Presidente, hago saber que en unos meses vamos iniciar el tapering! Sólo faltaba que Bernanke se hubiera puesto faja, boina y lo hubiera dicho con un megáfono en la plaza de un pueblo.
Aquello sí que fue una sorpresa. A unos les pilló tomando ya otra dirección,–en nuestro caso la de los mercados desarrollados (*)–, con lo que el daño fue, pero menor. Pero a otros les pilló con el carrito de los helados lleno. Pero nadie o casi nadie puede decir que no le pilló al menos algo desprevenido la prontitud, claridad, rotundidad y –posiblemente– la falta de tacto de Bernanke, un tipo que ha sabido manejar estupendamente los tiempos y las palabras. El caso es que no sé si lo hizo a propósito, pero una cosa quedó clara: que la Fed iba a iniciar el proceso de retirada de estímulos monetarios a la economía estadounidense.
En los mercados, además de leer los avisos –este no creo yo que fuera difícil de ver– hay que leer entre líneas. El trazo grueso, el del pregonero: “¡Se hace saber a los vecinos del mundo que vamos a dejar de regar con dólares la economía!”. Lecturas entre líneas:
Van a dejar de comprar activos, pero, lógicamente, lo siguiente será vender el ‘mogollón’ que habían comprado para ‘cambiarlo’ por liquidez y que fluyera el dinero en la economía. Concretamente, tienen cuatro billones (españoles), principalmente en deuda y otros activos financieros de renta fija (fija, ojo al dato) en nuestro balance. En otras palabras: al igual que la Fed inundó el sistema de dólares, ahora iniciaba el camino de vuelta, es decir: ponía la bomba de achique y el objetivo final es drenar liquidez, no inundarnos de ella. ¿Y en qué debe pensar un economista? En la ley de la oferta y la demanda. Antes había más dólares, muchos dólares. Ahora va a haber menos. Y cuando hay mucha oferta –de dólares en este caso– baja su precio, o se mantiene estable si tiene buena demanda. Pero luego está la viceversa.
Al igual que la Fed inundó el sistema de dólares, ahora inicia el camino de vuelta, es decir: ponía la bomba de achique y el objetivo final es drenar liquidez.
No sé qué parte de lo anterior no leyeron entre líneas los asesores o gestores de patrimonio a los que esta penúltima crisis emergente les ha pillado con fondos que inviertan en renta fija o variable emergente (no hablo de inversores y ahorradores, que no tienen por qué saberlo y para eso pagan a sus asesores/gestores de patrimonio). Y hay otra lectura que quien trabaja en los mercados debería haber hecho: el dinero de la Fed no se queda en los Estados Unidos. Si a un banco de inversión, bróker o gestor de patrimonios le das todos esos dólares a precio de saldo –¡tipos oficiales a cero!– una parte sí que la pone en activos líquidos y teóricamente seguros, como pueden ser los bonos USA, pero otra se la lleva donde más le den. Y obviamente un bono o una letra del tesoro sudafricano, turco, indio y no digamos argentino paga mucho más.
A eso se le llama ‘dinero caliente’, que ‘pretende’ salir tan rápido como entrar. Pero la puerta de salida de los emergentes es estrecha, son mercados poco líquidos si los comparamos con los occidentales. El resto ya es historia: la Fed hace lo que anunció que iba a hacer. Por algún motivo a muchos les coge de sorpresa, se van a buscar la salida y se encuentran con una cola como la del ropero un sábado por la noche en Madrid. Y por el ropero hay que pasar, porque para comprar bonos emergentes hay que comprar la divisa (el ropero).
Y como todos quieren vender los bonos a la vez –y las acciones– pues se venden muchas divisas que, lógicamente, pierden en consecuencia valor frente al dólar (de nuevo la oferta y la demanda), y luego saltan los stops de pérdidas de los controles de volatilidad y… En fin, suerte ha habido de que la Fed se haya limitado a hacer lo que dijo que iba a hacer, porque llega a sorprender al mercado comprando 20.000 millones de menos en lugar de los 10.000 de la vez anterior y, visto lo visto, se lía la de San Quintín.
Y bien listillo, estarán pensando algunos, ¿y ahora qué? Todo lo anterior está muy bien pero no nos sirve de nada ¿Qué hay del futuro?
Como digo, sí que sirve, pero, vale, sirve más tratar de sacar conclusiones a futuro. A ello vamos.
Los mercados emergentes, “ni mirarlos”
Eso de “ni mirarlo” me lo dijo un médico en relación con el tenis, al que me encantaba jugar y una lesión me alejó definitivamente de él. Pues no definitivamente, pero, de momento, aléjese de los emergentes. Aunque sea en pérdidas. Aproveche un repunte y venda. La Fed sólo ha empezado su proceso. Si sólo por reducir su compra de activos se monta la que se ha montado –y dentro de lo previsto– imagínese cuando tenga que vender parte de sus cuatro billones de activos en balance: como la Sareb en el mercado inmobiliario español. Ya lo advertí hace unos meses en “Cuidado con los fondos mixtos de renta fija”. Insisto ahora.
Tampoco la renta variable
A los emergentes les crecen los enanos: sale dinero, China compra menos materias primas porque tiene sus propios problemas –al loro con China: tampoco debe estar en cartera–, el fracking hace la competencia a la producción de gas y petróleo emergente y, encima, suben los tipos de interés. Porque las desgracias nunca vienen solas: para que el dinero no se vaya hay que remunerarlo bien. Es como si a un cliente le vence un depósito y el banco le ofrece un 0,70%. Amenaza con irse a otro banco y hay que darle el 1%. Y para una economía no es bueno que suban los tipos de interés. Y si es malo para el futuro de esa economía, es malo para las bolsas de esas economías.
Utilice los ‘sustos’ emergentes para comprar desarrollados
Como suena. En el caso de la renta fija hay que matizar: no todo lo desarrollado vale. Más bien al contrario. Como he dicho varias veces, los tipos de interés de la principal economía del mundo llevaban 30 años bajando y están a cero. Si ya es una tendencia muy por encima de la media, el que estén a cero lleva a una cuestión que hasta los que recomiendan fondos mixtos de renta fija como si fuera el bálsamo de Fierabrás serán capaces de plantearse: ¿cuánto más pueden bajar unos tipos que están a cero? Porque se supone que deben saber que cuando bajan los tipos de interés es cuando sube el precio de los bonos. Hay huecos, nichos interesantes en renta fija, pero el camino para el inversor conservador es otro. La ‘red’ de seguridad de la renta fija en los fondos mixtos que le han vendido la han comprado en un ‘chino’ y encima está rota. Los mixtos de renta fija en general han tenido caídas entre el 1% y el 3% durante los cinco días de esta penúltima crisis emergente. Y es sólo un aviso. No hagan caso a los cantos de sirena.
Por el contrario, los mercados desarrollados de renta variable tienen todavía juego, como digo desde hace tiempo. Así que aproveche las correcciones ‘emergentes’ que provoque la Fed o el tapering para comprar Europa o incluso Estados Unidos, por poner un ejemplo. Y Japón para los más guerreros.
¿Serán una oportunidad de compra los emergentes?
Sin duda, pero me temo que todavía no. Y visto lo espabilado que anda el mercado, que ante una muerte anunciada y pregonada parece que son minoría los que se han enterado, no sería de extrañar que haya gente a la que le pudiera sorprender que la Fed pisara con más fuerza el freno del tapering si, por ejemplo, se animase la economía estadounidense más de los previsto. Y hay que vigilar los tipos de interés y a China, que me temo que de ahí vendrán también sustos.
Se me ocurren muchas más preguntas, pero he prometido ser breve y lo voy a cumplir. Pero ya saben dónde me tienen: en twitter, en @AlvargonzalezV.
¡Buen fin de semana!