Echen la vista atrás 15 o 20 años. Piensen en cómo compraban, dónde lo hacían, cómo se entretenían, qué veían en televisión, cómo viajaban… Tiene poco que ver con lo que pasa hoy, ¿verdad? Hemos vivido un periodo tremendamente disruptivo gracias a la tecnología, que ha cambiado totalmente nuestros hábitos de consumo. Y no solo es que la forma de consumir cambia rápidamente, sino que los cambios son globales, no regionales ni locales, lo que permite multiplicar exponencialmente su alcance. Facebook, por ejemplo, tiene 2.700 millones de usuarios activos. Casi 2.000 millones de personas ven vídeos en Youtube. Cifras impensables hace no mucho tiempo.
Tenemos muchos ejemplos de ello. El consumo de medios de comunicación, por ejemplo, se ha transformado completamente gracias a las aplicaciones y dispositivos móviles, que han impulsado la participación del usuario. Netflix ha quebrado la forma tradicional de ver televisión y ha multiplicado la oferta de sistemas de TV de pago. El comercio electrónico, las compras por internet, han sufrido una auténtica revolución de la mano de Amazon y otros operadores. El modelo de distribución de música ha mutado desde un servicio único a otro de valor añadido mediante suscripciones. Y los juegos electrónicos han explotado como una alternativa real al entretenimiento tradicional, incluso en segmentos que parecían inalcanzables, como el deporte (frente a los eSports).
Para los inversores, el consumo es una de las grandes tendencias para tener presente durante las próximas décadas. Los consumidores están cada vez más dispuestos a invertir dinero en su ocio y además cada día más gente tiene recursos económicos para invertir en entretenimiento, según se desarrollan las clases medias de muchos mercados emergentes. Sin embargo, la parte complicada es averiguar dónde invertir. Facebook no era nada hace 15 años, hoy es un gigante pero nada nos garantiza no ya que en 15 años siga siendo un líder, sino que simplemente aún exista. Todos recordamos Yahoo… Pero lo sucedido en la última década sí nos ha enseñado cuál será el catalizador del cambio: las innovaciones tecnológicas, que decidirán quiénes serán los líderes del futuro. Por eso, la clave es identificar aquellas compañías cuyos modelos de negocio están orientados a cambiar el comportamiento del consumidor.
Algunas industrias con futuro son reconocibles, ya que ocupan de forma más o menos frecuente los títulares. Otras, no tanto. Hay muchos ejemplos, como la tecnología relacionada con la conducción autónoma, probablemente la mayor revolución de la industria del automóvil en las próximas décadas. O los líderes de comercio electrónico, que no solo siguen quitando cuota de mercado a las tiendas tradicionales; están a punto de liderar un nuevo cambio estratégico de la industria con la aplicación de inteligencia artificial al negocio para ser aún más eficientes. O en la industria del gaming o juegos electrónicos, donde la clave serán las franquicias que sean capaces de imponerse en los mercados todavía dominados por el PC, como China.
Dos cosas están claras: una, que el consumo va a desarrollarse y será mucho más importante para la economía mundial de lo que es hoy en día. Y dos, que será diferente a lo que conocemos hoy. A partir de estas dos premisas, es un destino importante para un inversor a largo plazo.
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