Cuando, hace ahora cuatro años y pico, hice un artículo sobre el riesgo de que la economía global se ‘japonetizara’ – es más correcto decir se ‘japonizara’, pero es que entonces nadie hablaba de ello y tuve que inventarme un ‘palabro’– lo menos que me dijeron es que exageraba. De hecho, si leen el artículo (“La japonetización de la economía occidental”), mis conclusiones no eran tan pesimistas. Advertía de un riesgo global, pero limitaba a la Eurozona la máxima probabilidad de ‘japonización’. Y vistas las cifras de crecimiento e IPC de los últimos meses –por no hablar de indicadores económicos de todo tipo-, no iba desencaminado. La increíblemente tenue respuesta del BCE a toda esa cascada de datos no deja de sorprenderme, si bien no tengo la menor duda de que al final el señor Draghi se dará cuenta de que uno puede huir de la realidad, pero no esconderse de ella. Y cuanto más tarden en darse cuenta sus colegas alemanes del BCE, más carne tendrá que poner en el asador (lo cual será una buena noticia para los mercados financieros, by the way).
Pero volvamos a lo que hoy nos ocupa y dejemos tranquilo al señor Draghi, que, en mi modesta opinión, hace lo que le deja hacer el señor Weidmann (ver “El Sr. Weidmann se equivoca”), no lo que él quisiera. El caso es que ya empieza a haber muchas voces, muy especialmente la de una mujer valiente, la señora Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), que alertan sobre el riesgo de un largo periodo de crecimiento mediocre. Pero yo diría más: existe un riesgo de un periodo de estancamiento económico global.
No tengo la menor duda de que al final el señor Draghi se dará cuenta de que uno puede huir de la realidad, pero no esconderse de ella
La economía mundial es como el motor de un coche de seis cilindros: EEUU, la Eurozona, China, Japón, los países europeos no incluidos en la zona euro y los países emergentes distintos de China. Al igual que ocurre en los motores, el coche puede andar sin uno o incluso sin varios cilindros. Anda “de aquella manera”, como en el chiste -que dice otra palabra pero no la puedo poner aquí-, pero anda. En la economía mundial, que además cada día es más interdependiente, los seis cilindros pueden estar funcionando a tope, por debajo de su capacidad o muy por debajo de su capacidad.
Veamos brevemente cómo están funcionando y qué consecuencias tiene ese funcionamiento para los inversores:
El “cilindro” norteamericano está aproximadamente al 60% de su capacidad. La economía norteamericana crece en el entorno del 2%, es decir, un 40% por debajo de su media histórica. Pero además tiene un ‘ruidillo’ sospechoso, y es que parece que ha perdido la capacidad de mejorar los niveles de vida de sus clases medias, que son los motores del crecimiento interno de cualquier país. Tome nota, por favor, señor Rajoy, déjese de prejuicios y baje agresivamente los impuestos a esas clases medias, deje de enorgullecerse en el parlamento de que “quienes menos se van a beneficiar de la reforma fiscal son las clases altas”, que aquí en los tramos del IRPF en “renta alta” está una unidad familiar de dos ejecutivos de ingresos muy alejados de lo que llaman con desprecio “ricos”. Pero esos malvados “ricos” de clase media-alta son los que, con su capacidad de consumo, pueden hacer más por el crecimiento de la demanda interna española.
Hecho este recordatorio, el caso es que no soy yo quien dice que al cilindro norteamericano le falla algo. Lo dicen desde Joseph E. Stiglitz, premio Nobel, hasta una larga lista de prestigiosos economistas profesores de las más importantes universidades del mundo (ver página 9 del Financial Times del 19 de septiembre de este año). Como es lógico, las soluciones que proponen –no se pierdan la de Deirdre N Mc Closkey, de la Universidad de Illinois– son muy diferentes, pero todos coinciden en que algo falla. Y si vemos los datos macroeconómicos norteamericanos de los últimos meses, hacen pensar que si el río suena, agua lleva. Esa es la mala noticia. La buena, como veremos más adelante, es que para la Reserva Federal (Fed) de los EEUU y, en consecuencia, para los mercados, no es una mala noticia.
Respecto a la Eurozona, qué les vamos a contar. Prefiero que se lo cuente el Financial Times –les prometo que es totalmente casual que haga dos referencias a este diario económico en un mismo artículo y les aseguro que no cobro comisión sobre sus ventas– en su editorial del viernes 3 de octubre 2014, del que adjunto el enlace para facilitarles el acceso. Puede leerlo aquí, no tiene desperdicio. Y como los buscadores incluyen una aplicación de traducción instantánea, no necesitan saber inglés para leerlo. Por otra parte, y salvando las distancias, tienen varios post míos recientes -y antiguos- sobre el tema. Les sugiero “Desgraciadamente, no había más remedio que intervenir”, entre otros.
Antes de pasar a lo importante, que serían las conclusiones para inversores y ahorradores, pues yo trabajo para ellos y escribo en estas páginas dedicadas al ahorro y la inversión gracias a su apoyo, echemos un vistazo a China. Para no alargarme, se lo resumo, como diría Jesulín, en dos palabras: mi artículo titulado “¿Qué pasa en Pekín?» y en un gráfico: el precio de las materias primas, que figura a continuación, porque es el mejor indicador de actividad de la economía China, dado que este país es el mayor consumidor de materias primas industriales del mundo
Gráfico: Evolución del precio de las materias primas desde el año 2001
Fuente: NED DAVIS RESEARCH
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Este gráfico no sólo dice que los precios de las materias primas llevan a la baja desde 2010 –coincidiendo con el inicio del “enfriamiento” de la economía china– sino que están a punto de romper la tendencia alcista de largo plazo que mantenían desde el año 2001. Mala señal para un analista técnico o ‘chartista’.
Aparte de las “dos palabras” de Jesulín -en este caso un artículo y un gráfico-, tenemos la información que nos da el índice de actividad manufacturera que elabora el banco HSBC, que es bastante más fiable que el de las autoridades chinas y está en 50,5. Más de cincuenta indica crecimiento. Menos, contracción. Pues ya saben cómo va este cilindro. Ni frio ni calor.
De Japón ni hablamos –llevan 20 años en la situación que queremos evitar– y respecto a los países emergentes distintos de China, los que dependen de las materias primas ya pueden imaginarse sus expectativas viendo el gráfico anterior. Y los que no –que algunos lo están haciendo muy bien– no son un cilindro suficiente como para que se mueva el coche.
No es un mal escenario. Para ambos. Los ahorradores bien aconsejados que “fijen” sus rentas en renta fija europea se verán beneficiados por el entorno deflacionista al que nos llevan el señor Weidmann y el señor Shaüble. Les sugiero que lean “Teoría de la relatividad (financiera)”, pero si sólo quieren la conclusión, sería que si “fijan” ustedes un cupón del, digamos, 2,40% -lo que da la deuda pública española a diez años, que además es un mercado inmensamente liquido, se puede vender cuando se quiera, cualquier importe y en segundos– y lo ajustan a la inflación, si la inflación es negativa, como es el caso en España (-0,3% el último dato y bajando), su rentabilidad real es del 2,70%, es decir, el cupón nominal más el aumento de poder adquisitivo que supone un IPC negativo. No está mal comparado con un depósito, ¿no? Y es sólo un ejemplo. Y si el IPC sigue bajando, el que tiene un cupón asegurado cada vez obtiene más rentabilidad “real” (nominal menos inflación, que en este caso es ‘más’ deflación).
Para los inversores es un buen escenario si tienen paciencia y si el periodo deflacionista y de estancamiento es corto. Ya no es capacidad de asumir riesgos. Es capacidad de aguante. Cuando Alemania se dé cuenta de que si el barco se hunde ellos van detrás –una gran parte de sus exportaciones tienen como destino el resto de Europa– y que sus “clientes” chinos cada vez compran menos, el señor Weidmann pasará de esconderle la munición a Draghi a dársela y, a ser posible, de paso a quitarse de en medio para que Draghi dispare a gusto, que es lo que está deseando. Probablemente, Weidmann no haga nada de esto porque su ego le impide reconocer su tremendo error (ver “El Sr. Weidmann se equivoca”, artículo de febrero de 2013), pero le echarán los empresarios alemanes previa presión a la señora Merkel, pues si Weidmann sigue por medio les arruina.
Los ahorradores bien aconsejados que “fijen” sus rentas en renta fija europea se verán beneficiados por el entorno deflacionista al que nos llevan el señor Weidmann y el señor Shaüble
Y el día que Draghi rompa el candado de la armería, se quite de en medio al maestro armero este que le ha salido rana y coja su bazooka, Rambo va a ser una versión pobre de lo que es un tipo desesperado con un bazooka. Porque lo de Rambo era una película, mientras que Draghi vive en el mundo real y se juega pasar a la historia como el primer presidente del BCE que no sólo no alcanza o mantiene el objetivo de estabilidad de precios, sino que, encima, dejaría la Eurozona en deflación. Pónganse el casco y no dejen de mantener su renta variable europea. Es posible que Draghi llegue tarde –toda inversión tiene su riesgo-, pero mi sugerencia es que esperen al menos a ver cómo descuenta el mercado el día que salga a su famosa conferencia de prensa con una cinta en la cabeza, vestido de militar y un lanzacohetes al hombro. Si eso no funciona, no hay nada que nos saque de esta. Ah: la inflación en toda la Eurozona –Alemania y adláteres incluidos– es del 0,3% y el objetivo de estabilidad del BCE es “una inflación cercana al 2%”. Queda un cuarto de hora para que el señor Draghi dé un puñetazo en la mesa. No se vayan ahora, que se perderían el espectáculo.
En cuanto a los EEUU, “no news, good news”. No sé cómo arreglarán su problema de bajo crecimiento o de calidad de vida de sus clases medias, pero los mercados están encantados sabiendo que la señora Yellen no va a pisar el freno hasta las tablas, sino que se va a limitar a levantar suavemente el pie del acelerador. Y EEUU al 50% es mucho EEUU.
Y China. Bueno, estamos muy infraponderados. Y tienen dinero suficiente para si las cosas se ponen muy mal, estimular su economía. En cuanto a Japón, hace tiempo que no lo tenemos en cartera, así que tampoco nos preocupa. Aquí quienes nos preocupan son Weidmann y Shaüble, pues quien tiene capacidad, necesidad y potencia de fuego para poner en marcha un cilindro potente es el BCE. ¡Animo Mario! ¡A por ellos!
¡Buen fin de semana!
PD: Pequeño recordatorio de andar por casa a los políticos sobre cosas con las que podrían apretarse el cinturón sin que afectara a nadie. Aparte de autoreducirse a la mitad en treinta segundos, lo cual nos ahorraría muchos sueldos, les pongo un ejemplo muy de andar por casa. O por mi barrio. Sitúense en Puerta de Hierro, uno de los barrios más caros de Madrid. Terreno inmenso entre mansiones (yo vivo allí, pero en un piso, aclaro). El “terrenazo” en cuestión que veo en mis paseos en bici vale obviamente una pasta. Y no haría ningún daño al medio ambiente una promoción de chalets individuales que respetara el entorno. El Estado sacaría un dineral por su venta, dinero que serviría para reducir la salvaje presión fiscal que sufren los ciudadanos. Pero ahí está, vacío. Y hay muchos como ese por España. Mucho dinero. Una placa dice que es del ejército o algo así. Pues si no tienen ahí lanzaderas de misiles ocultas o esperan que sea al lugar de acceso de una invasión extraterrestre, que lo vendan, que ahí parado no sirve para nada, y llevado ese dinero al consumo generaría actividad económica y sacaría del paro a más de uno.