Es la pregunta del millón en estos momentos. En mi opinión, la respuesta está en que la pregunta que formulaba en mi artículo del pasado 4 de octubre (“¿Es posible un estancamiento económico global?”) se quede en pregunta o se convierta en afirmación.
No voy a aburrirles repitiendo el contenido del artículo y, además, vamos a ser prácticos y dar respuesta a la pregunta que titula este post. Sólo insistiré en una cuestión: la economía mundial es como el motor de un coche de seis cilindros: EEUU, la Eurozona, China, Japón, los países emergentes distintos de China (especialmente asiáticos) y los países europeos que no están en el euro. Al igual que ocurre en los motores, el coche puede andar sin uno o incluso sin varios cilindros. En la economía mundial, que además cada día es más interdependiente, los seis cilindros pueden estar funcionando a tope, por debajo de su capacidad o muy por debajo de su capacidad.
No insistiré tampoco en lo que ya todo el mundo sabe: el origen del miedo que les ha entrado a los inversores es que se paren o bajen bruscamente de revoluciones los seis cilindros a la vez. Por tres cuestiones fundamentales. No sobra recordarlas.
Por un lado, las de ‘origen europeo’:
En cuanto a los otros ‘cilindros’ de la economía, nos detendremos poco en EEUU y China, porque está más que descontado que la Reserva Federal de los EEUU (Fed) subirá en algún momento los tipos de interés y, por lo tanto, no es algo que afecte tanto al mercado. El otro, la «debilidad» de China, y lo pongo entre comillas porque hablamos de que, en lugar de crecer al 8% o 9%, va a crecer al seis y pico por ciento. Ciertamente es un “bajón” considerable. Pero esto también lo sabía ya el mercado antes de esta caída.
Lo que no estaba tan descontado es el daño que puede hacer esa debilidad china y europea a los mercados emergentes que dependen de la exportación. Tampoco estaba descontado que Norteamérica publicara datos algo más flojos de los esperado (lo que curiosamente podría detener la subida de tipos por parte de la Fed, lo que tanto temían las bolsas).
Entonces, ¿es una corrección o un cambio de tendencia?
La estrategia financiera se basa en asignar probabilidades a escenarios futuros. No existe la bola de cristal. Lo que hay es información. Datos, indicadores -especialmente los llamados indicadores adelantados -, políticas económicas, políticas monetarias, política por las buenas (o más bien las malas), etc.
Para quien no quiera leer el resto del artículo, empiezo por la conclusión: le doy muchas más probabilidades a que estemos ante una corrección que ante un cambio de tendencia.
Para quien quiera seguir leyendo y saber por qué opino así:
A más débiles los datos, más necesidad de acción por parte del BCE y menos por parte de la Fed. No puedo saber si el BCE y los políticos se quedarán sentados como hasta ahora mientras Europa se estanca. Pero de una cosa estoy seguro: un anuncio paralelo –o cercano en el tiempo– de que el BCE inicia un proceso de QE y que la Fed decide tomarse con más calma su cambio de tercio sería muy positivo para los mercados. Sin entrar en si a largo plazo es bueno o malo realizar políticas monetarias expansivas, que es importante, por supuesto, pero aquí estamos hablando de lo que puede ocurrir a corto plazo. A meses vista, no años.
Le doy muchas más probabilidades a que estemos ante una corrección que ante un cambio de tendencia
A nadie le interesa que se pare el “coche.” Alemania se considera inmune. Pero no lo es. Así lo indican mes a mes los datos tanto de crecimiento como de IPC que salen últimamente de su economía. Si sus clientes van a peor (la Eurozona, China y otro países emergentes), ellos también sufrirán las consecuencias. Y el día que eso sea tan evidente que ni el señor Weidmann –presidente del Bundesbank- pueda discutirlo, echarán discretamente a este señor, lo que será un gran alivio para la economía europea, la comunidad inversora y un impulso para las bolsas (ver “El Sr. Weidmann se equivoca”, artículo del 9 de julio de este año. Ojalá le hubieran enseñado la puerta entonces y le hubieran abierto la armería al señor Draghi).
El mercado americano ha subido mucho en los últimos cuatro años, pero, visto en perspectiva, no ha subido tanto, porque, como podemos ver en el gráfico que aparece a continuación, llevaba casi diez años parado, en lo que técnicamente se conoce como movimiento lateral y en la práctica como que “no he ganado un euro desde el año 2000 invirtiendo en el S&P 500”. Y más con la subida que ha tenido el euro gracias al “súper monetariamente duro” BCE.
Fuente: NED DAVIS RESEARCH
Lo que ocurre, en mi modesta opinión, es que:
Eso sí, la bolsa nos recuerda en esta ocasión, como en otras similares, dos cosas muy claras:
Si invierte con una visión a corto plazo, baje un punto su perfil de inversión al diseñar su cartera: si cuando sube la bolsa se considera equilibrado –inversor de riesgo medio-, haga una cartera conservadora. Y de ahí en adelante.
La bolsa, o tener participaciones en bolsa, o en fondos de renta variable, es sólo para quién en correcciones como esta –las ha habido mucho peores– duerma tranquilo. O sólo piense en cobrar el dividendo y se olvide de los altibajos. En caso contrario, debe tener una exposición menor. O nula. Recuérdelo cuando la bolsa vuelva a subir.
¡Buen fin de semana!