Como si no pudiera suceder, ahora los inversores se llevan las manos a la cabeza porque Trump y Kim III no han sido capaces de llegar a un acuerdo de desnuclearizar la península coreana. Vale que el presidente de EE.UU. había prometido de más a través de su herramienta de comunicación favorita, pero es que hablamos de Corea del Norte, el único bastión verdaderamente antiamericano que queda en pie.
Con la China pseudocomunista las cosas van mejor porque a ambos les conviene, a pesar de lo cual, el ala dura de EE.UU. sigue exigiendo al país asiático que si quiere participar en el juego del comercio mundial, aún le queda camino para terminar de aceptar las reglas que a todos se les exige. Pero cuando oímos que, aunque no inmediato, el acuerdo es una posibilidad real, lo oímos porque no parece que se vayan a aplicar las rondas de aranceles más agresivas, esas que se elevaban hasta los 200.000 millones de dólares.
Las consecuencias de las tensiones comerciales siguen dejándose notar en muchos de los indicadores económicos que se publican. Por ejemplo, las exportaciones japonesas, hundidas por culpa de la flaqueza que presenta la demanda china. O si no el PMI manufacturero precisamente de China más bajo en tres años, especialmente negativo porque siendo un dato controlado y adulterado a mejor por el Partido, muestra que algo está fallando y mucho en el gigante.
Otro factor que los mercados están dando en muchas ocasiones peligrosamente por sentado es el brexit. Ya hubo sorpresa con el resultado mismo del referéndum, así que por qué no iba a ser posible una salida sin acuerdo. Pero aunque esto sea algo perfectamente posible, algo está cambiando. Y es que después de que el laborismo y May hayan adoptado una postura opuesta a tal extremo, los brexiters más radicales parecen estar suavizando sus posturas por el miedo a estropear ese abandono de la UE que tanto les ha costado conseguir.
Buen día.
Llámanos 
