Hace ya algunos años que un debate se ha puesto encima de la mesa de los principales agentes económicos de España sin que al parecer se llegue a algún acuerdo o solución: qué va a pasar con nuestras pensiones.
¿De verdad podremos cobrarlas o el Fondo de reserva de la Seguridad Social, donde vamos contribuyendo mientras trabajamos, se está vaciando, como si fuera un embalse en años de sequía?
¿Por qué es esta una preocupación real? Varios son los factores:
Si nuestros ingresos por pensión cuando nos jubilemos van a ser sustancialmente menores, ¿también lo serán nuestros gastos? La respuesta es no. Los gastos tras la jubilación no se reducen, aunque uno pudiera pensar lo contrario. Es cierto que no hay que pagar hipotecas, ni estudios… pero sí hay más tiempo y salud para disfrutar del ocio, viajar… Uno no piensa en jubilarse para quedarse en casa, sino para disfrutar de unos años de vida haciendo lo que siempre quiso después de décadas de esfuerzos. Por otro lado, tampoco vamos a estar exentos de imprevistos. Durante la reciente crisis, los mayores fueron la base familiar y el sustento económico de muchas familias. A día de hoy, aún siguen siéndolo en numerosos casos.
Las consecuencias en nuestra realidad actual y futura no son alentadoras: la pensión pública que percibiremos va a ser cada vez menor, viviremos más años y seguiremos teniendo gastos e imprevistos. ¿Y qué significa esto? Pues que ya no podemos apoyarnos únicamente en la pensión pública para asegurarnos un retiro tranquilo, sino que ese hueco hay que llenarlo con rentas procedentes de nuestro ahorro personal. ¿Son tan malas noticias? ¿Cómo “le damos la vuelta a esta tortilla”? Sencillo: hagamos una adecuada planificación financiera de nuestros ahorros e inversiones desde ya. Y hagámoslo de la mano de un asesor de confianza, que nos ayude a que invertir en nuestro futuro no sea hoy para nosotros una carga económica más, pero sí una tranquilidad inmensa mañana. En Tressis somos especialistas en gestión de patrimonios y te acompañamos a lo largo de tu vida para alcanzar tus objetivos vitales y financieros.
¿A qué esperas para planificar tu futuro bienestar económico?