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25/09/2023 AUTOR: Daniel Lacalle Estrategias

Inflación persistente, bancos centrales cautos

Como explicábamos el mes pasado, las expectativas de inflación persistente indican que los bancos centrales no van a bajar tipos como desean muchos operadores.

 

Tanto Jerome Powell como Christine Lagarde han dado un mensaje inequívoco de que los tipos se mantendrán a estos niveles y que, si hay riesgo de cambio, es más al alza que a la baja. Es lógico.

 

La inflación sigue muy por encima de lo que podríamos considerar normal y mucho más alta de lo que reflejan los indicadores monetarios y económicos. A ello contribuye el hecho de que la masa monetaria global no ha bajado de 108 billones de dólares, según Citi, y a que los gobiernos se niegan a aplicar restricciones fiscales. Es imposible reducir la inflación al 2 % solamente con subidas de tipos cuando un agente económico que pesa entre un 38 % y un 58 % del PIB, el Estado, se niega a reducir gasto y déficit, es decir, el consumo de mayores unidades monetarias.

 

Esta situación se refleja en el bono a diez años de Estados Unidos, que se encuentra ya en el 4,47%, alcanza 4,75% a 20 años y a 30 años se mantiene en 4,56%.

 

El entorno monetario sigue siendo mucho más que acomodaticio. Los bancos centrales están tomando medidas muy prudentes y alejadas de lo que llamaríamos «política restrictiva». El balance del BCE pesa un 50 % del PIB de la eurozona y el de la Reserva Federal un 37 %. Los agregados monetarios están bajando en tasa interanual pero siguen muy por encima de los niveles de 2019.

 

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En cuanto a la evolución macroeconómica, nos enfrentamos a pocas sorpresas. Los índices manufactureros de la eurozona siguen reflejando la mala situación de los sectores productivos, aunque se hayan publicado cifras ligeramente mejores que las previstas. El PMI compuesto sigue por debajo de 50 (nivel de expansión) en 47,1.

 

Las materias primas han rebotado con fuerza con el final de las subidas de tipos y los riesgos geopolíticos. El petróleo ya subió un 12 % en el año tras rebotar desde mínimos en mayo, y el índice de materias primas refleja esa misma tendencia al alza, aunque por debajo de los máximos alcanzados en mayo de 2022.

 

La tensión entre consumidores y productores, añadida a los riesgos geopolíticos, genera un alza de las materias primas que se consolida a pesar de un nivel de importaciones de China que sigue muy por debajo de lo estimado. La economía china empieza a mostrar datos de mejora de tendencia, aunque moderados.

 

Esta tensión en los precios de las materias primas puede suponer un freno a las economías desarrolladas e importadoras, que se han beneficiado en el último año del desplome de los costes energéticos. En el momento en el que la contracción monetaria ha dejado de deprimir los precios del petróleo y otras materias primas, los efectos de oferta y demanda han salido a la luz con mayor virulencia.

 

Creemos que hay que ser prudentes a la hora de invertir en materias primas o sectores ligados a las mismas a largo plazo. Tiene sentido como trading a corto plazo, pero no debemos olvidar que si el precio del petróleo se acerca a los 120 dólares barril Brent, la demanda cae muy rápidamente. Eso sí, ante un alza a corto y medio plazo de materias primas es mejor invertir en exploración o mineras que en empresas integradas, que dejan mucho que desear en su creación de valor.

 

Con este entorno, el inversor en bonos puede encontrar oportunidades en aquellas emisiones de empresas sólidas, puesto que no esperamos que los tipos suban más —ni bajen— y además los índices de impagos se mantienen muy bajos. Los ratios de solvencia y liquidez de la mayoría de emisores, especialmente en EE.UU., siguen siendo muy atractivos.

 

En la renta variable creemos que hay oportunidades en las empresas que han batido expectativas en su publicación de resultados, y especialmente aquellas que mejoran márgenes, algo difícil en esta época. Todo ello nos mantiene sobreponderados en EE.UU. La bolsa norteamericana está cara con respecto a la europea, pero no si la miramos por sectores. No podemos olvidar que el peso de la tecnología es mucho mayor en EE.UU y tampoco que los márgenes son mejores en general y las recompras de acciones son mucho más atractivas.

 

Ante una inflación persistente y la pérdida de poder adquisitivo de las monedas, merece la pena seguir invirtiendo en renta variable y bonos con el sesgo de prudencia que siempre recomendamos.

 

Daniel Lacalle
Economista Jefe

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