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24/08/2023 AUTOR: Daniel Lacalle Estrategias

Volatilidad y oportunidades

El mercado ha sufrido una corrección limitada en agosto. No podemos olvidar que hemos vivido unos meses de fuerte optimismo en un entorno en el que la frase «mejor de lo temido» se convertía en norma. Es, por lo tanto, sano que el mercado reduzca su euforia.

 

El dólar no es el problema.

 

Muchos analistas hablan de la fortaleza del dólar como un problema, pero no podemos olvidar que el desempeño del índice de la moneda norteamericana (DXY) y el más importante, el índice ajustado al peso de comercio (Trade Weighted US Dollar Index) no han subido casi nada en lo que va de año hasta el cierre del artículo.

 

La rentabilidad del bono a diez años de Estados Unidos ha subido al 4,25% y la del bono alemán a diez años al 2,70%, aunque corrigió al 2,56% rápidamente. La subida de la TIR (tasa interna de rentabilidad) de los bonos soberanos no es una anomalía, sino que es generalizada. Por ello, la renta fija soberana ha tenido un comportamiento pobre en un año que parecía que iba a ser el gran año de la deuda pública.

 

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Las expectativas de inflación a largo plazo se mantienen elevadas y, aunque la masa monetaria global se ha reducido en lo que va de año hasta el cierre del artículo, la realidad es que se mantiene por encima de los 100 billones de dólares.

 

Estamos viviendo el colapso de la teoría moderna monetaria delante de nuestros ojos. El desplome del yen japonés continúa, pero no deja de ser un síntoma más de la imposibilidad empírica de esa teoría que otorga una inexistente omnipotencia al Banco Central de países con soberanía monetaria.

 

De hecho, el desplome del yen a mínimos de varias décadas contra el dólar pone de manifiesto que el gran problema de la economía mundial no es el yuan chino.

 

China está ralentizándose, pero no podemos olvidarnos de que, con ello, su crecimiento es más sostenible. No existe ningún ejemplo de economía desarrollada o emergente que haya crecido a tasas del 5% anual en medio de una corrección del sector inmobiliario tan severa. Cabe recordar que el sector inmobiliario y la construcción pesaban más de un 20 % del PIB chino. Es decir, China crece bastante mejor de lo que sería normal considerando el frenazo económico de la eurozona, un aliado comercial importante, y la corrección inmobiliaria.

 

La normalización monetaria llega a su fin con los deberes sin hacer. Los bancos centrales van a parar las subidas de tipos y la reducción del balance, pero no queda claro que las presiones inflacionistas hayan desaparecido. De hecho, el efecto base explica una gran parte de la reducción de la inflación anualizada en junio y, por ello, los datos de julio han vuelto a reflejar subidas de precios y, con ello, miedo en los mercados a que la inflación se dispare.

 

Los agregados monetarios, sin embargo, indican que es probable que la inflación se modere, pero permanezca a niveles demasiado elevados. Y la inflación es acumulativa. El aumento de la cantidad de dinero en sentido amplio (M3), sigue siendo del 0,6 % en junio de 2023 en la eurozona. Si utilizamos el análisis que predijo correctamente la inflación en 2020-2023, cortesía de Tim Congdon y Juan Castañeda, la inflación en la eurozona no bajará del 4 % anualizado a corto plazo.

 

Es lógico que los bonos soberanos no estén subiendo de precio como muchos esperaban. Nos enfrentamos a un periodo de inflación persistente y el trabajo de los bancos centrales se va a quedar a medio hacer. Se han subido los tipos, pero ni se ha reducido la cantidad de dinero como se debería, ni los balances de los bancos centrales han caído de manera suficiente ni se ha reducido el gasto público y los déficits que suponen mayor consumo de nuevas unidades monetarias.

 

Un entorno como el descrito nos invita a seguir invirtiendo en renta variable, donde la temporada de resultados ha sido bastante positiva, a pesar de la caída de márgenes por la inflación. La preocupación ante nuevos episodios de problemas bancarios como el de Silicon Valley Bank o Credit Suisse se mantiene, ahora con Charles Schwab, pero no deja de ser otro síntoma de los efectos negativos creados por la equivocada expansión monetaria agresiva de los últimos años. No lo duden, si se manifiesta ese problema de nuevo, la Reserva Federal volverá a disfrazar el riesgo con más liquidez y, con ello, el combate de la inflación será más largo, pero mantendrá los activos de riesgo a flote.

 

Continuamos, por lo tanto, con una visión prudente pero optimista en renta variable, centrada en esas empresas que han demostrado tener mejores beneficios y sólidos márgenes, y renta fija corporativa de manera selectiva.

 

Daniel Lacalle
Economista Jefe

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