La mejora de las sensaciones económicas ha permitido que las bolsas abrieran la semana con una subida siempre bien recibida, si bien hay que coger esta afirmación con alfileres y por zonas.
Porque si uno ve el desplome que han sufrido los PMI de manufacturas en la zona euro durante el mes de marzo no puede terminar de creerse lo dicho. Menos aún viendo lo mal que han salido algunos de los subcomponentes del indicador, que no auguran nada especialmente positivo.
Sin embargo, ahí estaban China y EE.UU., no para enrarecer el ambiente con las negociaciones, sino para justo lo contrario. En ambos casos, también aquí se conocieron los PMI del sector industrial, pero a diferencia de Europa, para mejor, además de hacerlo con una franca mejora de las expectativas. Esto sirvió además para obviar el descenso de las ventas minoristas. Claro que esto se debió a los factores ya conocidos de sobra…
Repitiendo que era un día para poner la mejor sonrisa, así se puede entender que la curva de deuda norteamericana dejara de estar invertida. Quizás, como ya sucediera en otoño, se repite la falsa alarma de la recesión a corto plazo. Aunque también hay que ser realistas y no olvidar que la inflación no está empujando lo suficiente (como el mísero IPC europeo conocido ayer) y que las expectativas de que los bancos centrales vuelvan a alterar el sistema son causas más que suficientes para que esto suceda.
Y por último nos queda el gran tema de actualidad que el Parlamento británico está convirtiendo en el «no a todo». Parece que ya da igual que se presente una alternativa de brexit más proclive al acuerdo u otra más frentista que al final el resultado va a ser el mismo: NO. Y mientras, ahí vamos, con la fecha límite del 12 de abril acercándose y la posibilidad, más fuerte que nunca, de que el Reino Unido se vea obligado a concurrir a las elecciones europeas.
Buen día.
Llámanos 
