Buenos días.
Lo mismo que pasaba ayer, pasa hoy.
Es decir, que la apertura de la semana ha venido poco cargada de novedades más allá de que el referéndum italiano está haciendo sufrir a toda la banca periférica, o de que los miembros de la OPEP siguen con su cadena de autoconvencimiento colectivo respecto a la posibilidad de alcanzar un acuerdo.
A falta ya no sólo de estos dos eventos, también de indicadores económicos de peso en cualquiera de los grandes bloques económicos, el presidente del BCE, Mario Draghi, aprovechó para lanzar un par de impresiones más interesantes de lo que puede parecer. Primeramente habló de lo bien que la Unión Europea y el Reino Unido, ya como entes separados de facto, están soportando el brexit. Claro que esto es fácil en la medida en que ni siquiera se sabe aún si la toma de decisiones será a discreción del Gobierno o del Parlamento. En segundo lugar, el italiano sorprendió con un mensaje que choca frontalmente con la actual política del organismo que dirige. Decía Draghi que este entorno de bajos tipos de interés durante más tiempo del deseado entraña riesgos para la toma de decisiones por eso de que se hayan tomado apuestas de inversión más arriesgadas de lo debido.
Por otro lado, la cadena de revisiones al alza de los Trumponomics tuvo ayer su continuidad en la figura de la OCDE. Sin tener en cuenta si el programa de estímulo fiscal se notará o no sobre las expectativas de inflación, sí entró a valorar el efecto positivo para el crecimiento global, revisado ligeramente al alza, poco pero al alza, gracias a esa intención de gastar en infraestructura.
Buen día.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones
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