Y un día más, el mercado demostró que no está atravesando su mejor momento, sin duda el peor del último lustro.
Se dice y probablemente con razón, que en estos momentos todo es sentimiento, visto que desde un punto de vista fundamental no estamos en crisis (y en principio tampoco a las puertas) y que desde el microeconómico las empresas siguen presentando beneficios de forma ininterrumpida.
Si hace tres días fue por el proceso de inversión de la curva, ayer el desplome de las bolsas europeas se debió en exclusiva a un renovado miedo a las tensiones comerciales, provocado por la detención de una directiva de Huawei a petición de EE.UU. Puntualizamos lo de las bolsas europeas, pues la sesión pegó un giro total en cuanto se publicó en el Wall Street Journal que la Reserva Federal se está replanteando el futuro casi inmediato de la política monetaria, lo que viene a demostrar que pocas cosas hay más poderosas que un banco central.
Claro que cuando se trata de Europa, hablamos menos de mercado en sí que del avispero que verdaderamente es. Italia dice un día que «acepta» las condiciones de la UE y al siguiente que son lo suficientemente soberanos para no, el brexit es directamente la guerra, Macron, como todos sus antecesores, ha tenido que ceder ante las movilizaciones mostrando el desencanto generalizado de los franceses, Sánchez no termina de saber qué presupuestos ni con quién, Merkel se nos va… Pero así quién va a querer entrar aquí.
Por lo que corresponde al mundo del petróleo, el principio de la reunión de la OPEP se cerró ayer sin acuerdo ante la negativa de un no OPEP como es Rusia de reducir la producción y el mercado, como era de esperar, los castigó con otra caída para dolor de los presentes. ¿Que habrá acuerdo? Pues seguramente. ¿Qué servirá para algo en un plazo más largo? Pues…
Buen fin de semana.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones
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