Donald Trump debe de ser de los que disfrutan estando permanentemente en pleno ojo del huracán.
De no ser así, es difícil comprender que alguien se sienta bien teniendo las de cal y las de arena a partes desiguales alterando el ritmo normal de la vida.
Han tenido que pasar muchos meses para que la reforma fiscal esté tan cerca de ser una realidad. La aprobación el sábado es un balón de oxígeno para esta Administración y también para los mercados que han ido de máximo en máximo.
Esta reducción generalizada de impuestos, cuando finalmente se produzca y en los términos en los que se produzca, puede llegar a suponer una inyección de 1,5 billones de dólares para una economía en pleno empleo técnico. A partir del pase, por donde tenga que pasar, será momento de analizar las consecuencias en forma de inflación, déficit y excesos innecesarios, posiblemente todos ellos convergiendo hacia un recalentamiento de la actividad.
Pero no todo son sonrisas para el presidente de EEUU, pues el fugaz exconsejero de seguridad, Michael Flynn, ha alimentado la rumorología sobre la trama rusa en las elecciones de hace un año después de haber admitido mentir en sus contactos con el Kremlin. Cautela en este asunto, pero sin bajar la guardia.
En el aspecto macro todo sigue marchando adecuadamente. Europa lidera el crecimiento y EEUU le sigue con algún pequeño parón de vez en cuando. Las lecturas correspondientes a noviembre de los adelantados de las manufacturas, PMI aquí e ISM allí, así se leen. En el caso europeo el indicador alcanza el segundo nivel más elevado del presente siglo, impulsado tanto por la demanda doméstica como por el sector exterior, mientras que en EEUU se ha producido un leve descenso producto de la corrección sobre la oferta después de que esta colapsara por culpa de los huracanes.
Buen día.
Llámanos 
