No hay gran optimismo con los datos de empleo en EE.UU.

Ayer vivimos un día sin grandes sustos ni novedades. En una semana en la que el número y la relevancia de indicadores publicados era sustancial, las peticiones de subsidio por desempleo en Estados Unidos se convirtieron en una suerte de antesala del dato de creación de empleo no agrícola que se revelará hoy y que nos ayudará a conocer hasta qué punto estamos asistiendo a una ralentización de la economía norteamericana. Lo cierto es que apoyándonos en lo dado a conocer por la procesadora de nóminas ADP hace unas jornadas no hay gran optimismo, aun cuando dichas peticiones semanales se situaron en su nivel más bajo desde que la covid-19 apareció en nuestras vidas.

En este entorno, las bolsas subían moderadamente, lo que fue suficiente para que tanto el S&P 500 como el Nasdaq marcasen nuevos máximos históricos (no sé cuántas veces he podido escribir esto en los últimos años). Los bonos, por su parte, prácticamente no se inmutaban, probablemente esperando ya a las reuniones de septiembre tanto de la Reserva Federal como del Banco Central Europeo, de los que se espera que hagan modificaciones algo restrictivas, y en distinta medida, en sus programas actuales.

Cabe destacar también la subida que ha experimentado el precio del petróleo tras la decisión de los países pertenecientes a la OPEP de mantener su calendario de reversión en los recortes de producción, a lo que se sumaba el impacto del huracán Ida.

El precio de la energía, bien sean combustibles fósiles o bien sean de origen eléctrico, es muy elevado, y si no que se lo pregunten a Pedro Sánchez, al que parece que el gallinero se le está comenzando a alterar. Corre el riesgo de que Podemos no apoye su propuesta de presupuestos generales del Estado si no toma medidas intervencionistas para controlar el precio de la luz.

Buen fin de semana.