Ojalá los 200.000 millones prometidos por nuestro presidente no se queden cortos, ni los 300.000 de Francia y Reino Unido, 500.000 de Alemania, 850.000 de EE. UU.… Los Gobiernos se apresuraron ayer a sacar toda la artillería para hacer frente a las turbulencias financieras derivadas de la pandemia de coronavirus, pero da la sensación de que están mirando más a sus votantes que a las necesidades reales de la gente en estos momentos tan difíciles.
Espero equivocarme y que realmente lo que están aprobando nuestros dirigentes consiga solventar la papeleta económica, después de la metedura de pata que han tenido con la humana. ¿Tan difícil era velar por nuestra salud? Mira que teníamos dos meses para prepararnos, estudiar las medidas que había implementado China y ver cómo las llevábamos a cabo, pero cuando ha llegado el día de ponerse manos a la obra nos hemos encontrado con que las oficinas menos preparadas para el teletrabajo, para apoyar a nuestros sanitarios quedándonos en casa, eran las de la Administración. Además, ¿alguien se ha planteado cómo van a hacer llegar esas ayudas a la gente de la calle y a las pymes? ¿Tendremos que rellenar formularios y acercarnos a una ventanilla para recibir algo?
Esas dudas son las que se deben de estar planteando los inversores. No es que haya cundido el pánico en el mercado y ya no atienda a los estímulos anunciados ayer. Es que la sensación es que nos encontramos ante la fabulosa campaña de marketing de un producto vacío y que no nos aporta nada. Y que mucho menos va a impedir que veamos a más empresas anunciando que el impacto del virus podría llevarse por delante el dividendo como ha hecho hoy Inditex. Que al final esto se trata de que el Estado debe servir de apoyo para que las empresas recuperen sus ritmos de actividad lo antes posible y salven la situación actual, no de ponerles palos en las ruedas o hacer anuncios que no terminan de beneficiarles.
Por lo pronto, la economía que mejor esta aguantando es la americana. Es cierto que las ventas minoristas de febrero han descendido, pero esto ha sido por la fuerte caída del precio de la gasolina (igualito que aquí, oiga). Además, la producción industrial del mismo mes mejoraba a la vez que aumentaba la utilización de la capacidad de producción. Mientras, en Europa el ZEW se ha desplomado en marzo hasta -49,5 en plena incertidumbre por el coronavirus, mostrándonos la poca confianza que tenemos los europeos en nuestra capacidad para superar la actual situación.
Con todo, se me olvidaba que ayer las bolsas rebotaron (por llamarlo de alguna manera). Mientras, la rentabilidad de los bonos volvía a subir. De hecho, el 10 años EE. UU. remontó hasta 1,08%, el de Alemania hasta -0,43%, España hasta el 1% e Italia al 2,35%. ¿Será que los inversores no quieren financiar los anuncios de los Gobiernos? Por su parte, el crudo cae hasta 28 dólares el barril, mínimos de 2003 y las caídas suponen ya un retroceso del 60% desde los máximos de enero.
Hoy nos tocará vivir un día más en la montaña rusa en la que llevamos instalados un mes.
Buen día y cuídense.
Llámanos 
