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04/12/2017 AUTOR: Daniel Lacalle Estrategias

La reforma fiscal de EEUU es esencial… y la deberíamos aplicar en Europa

La reforma Fiscal de EEUU es esencial… y la deberíamos aplicar en Europa

El impacto de la reforma es muy importante para las empresas norteamericanas que, a día de hoy, sufren uno de los tipos más altos en el impuesto de sociedades (35%).

Aunque es cierto que el tipo medio efectivo es más cercano al 25%, se sitúa por encima de la media de la Unión Europea y la OCDE, cercano al 21% de tipo efectivo pagado.

Con esta reforma, se consiguen tres objetivos:

– Aumentar la renta disponible de la clase media, que ha sido la más afectada por la política fiscal de la administración anterior. Con esta reforma, se espera un aumento de casi 6000 dólares en renta disponible para una familia con ingresos de 55.000 dólares anuales. Esto impulsaría el consumo y, en el caso más neutral, apoyaría la reducción de endeudamiento familiar sin afectar a las decisiones de compra de bienes y servicios. Las bajadas en el impuesto de la renta implican que los ciudadanos que ganen menos de 25.000 dólares anuales no paguen IRPF, los de menos de 75.000 dólares, lo hagan solo al 10%, los que ganan entre 75.000 y 225.000 dólares, al 20% y para el resto, al 25%, según Steve Mnuchin.

– Repatriar inversiones y capital aparcado por las grandes corporaciones fuera del territorio estadounidense. Se calcula que, de los 2,3 billones estimados de caja en territorio exterior de las grandes multinacionales, podría atraerse de vuelta a EEUU casi un billón, lo que impulsaría la inversión productiva y fortalecería la economía estadounidense.

– La reducción del tipo efectivo en Estados Unidos al 23% añadiría un 8% a los beneficios empresariales de las empresas del S&P 500 y hasta un 9% para las empresas en su conjunto. Esta mejora se podría utilizar para recompra de acciones, inversión en el país o aumentar empleo y salarios. Cualquiera de las tres decisiones es positiva para la bolsa, aunque las dos primeras serían las que aumentarían múltiplos de manera más evidente.

La reforma fiscal, al contrario de lo que muchos economistas critican, se pagaría sola si el aumento de ingresos fiscales por mejora de la actividad es similar al que provocaron las bajadas de impuestos de Reagan o Kennedy. Incluso las de Bush Jr. mejoraron los ingresos fiscales. Por lo tanto, si se combina con el presupuesto aprobado, el aumento de deuda podría ser nulo o desde luego muy inferior a lo estimado. En el peor de los casos se estima un aumento de las emisiones de deuda de 1,5% del PIB anual, lo que nos lleva a pensar que no tendría por qué tener un impacto negativo ni en la deuda ni en los bonos de EEUU, que ya reflejan la expectativa de dos subidas de tipos en 2018.

En lo que esta reforma fiscal puede tener un impacto es en las empresas más endeudadas, tanto en su capacidad de emitir bonos como en su calificación y resultados, ya que se propone un máximo del 30% de deducción de los intereses de la deuda para empresas. Esto podría llevar a que se rompa la correlación entre bonos de alto riesgo y los investment grade, generando oportunidades más cercanas al riesgo real de las empresas.

De momento, podemos decir que el mercado descuenta el impacto en beneficio por acción de esta reforma en un 60%, usando las estimaciones del consenso, pero no se descuenta en nada la mejora del consumo ni de las inversiones (capex) o el impacto en mayor crecimiento potencial. Conviene resaltar que el Banco Mundial y Deutsche Bank estiman que la reforma fiscal podría mejorar el crecimiento potencial hasta en un 40%, e incluso duplicarlo.

¿Se lanzará EEUU a una espiral de deuda? Es curioso que los más críticos con la reforma fiscal sean los mismos economistas que celebraban el aumento de la deuda, hasta duplicarla, por parte de la anterior administración, y además sean los mismos que aprobaban un programa económico como el de Hillary Clinton que, aumentando el gasto, aumentaría la deuda en más de 1,5 billones de dólares. Por lo tanto, algo muy bueno trae esta reforma cuando tantos de los que apoyaban el gasto excesivo y la deuda la critican. Probablemente, como ha ocurrido en el pasado, nos demos cuenta de que la deuda no crece ni mucho menos tanto como nos amenazan y que, desde luego la política de devolver su dinero a los ciudadanos funciona mejor que la de quitárselo.

Estados Unidos, en los últimos ocho años, ha vivido la mayor transferencia de riqueza de los ahorradores y la clase media al Estado de su historia. 1,5 billones de dólares de nuevos impuestos, casi 10 billones de dólares de nueva deuda y 4,5 billones de dólares de expansión monetaria para un aumento del PIB de casi 3 billones de dólares. Ahora toca devolver.

Si en Europa se llevase a cabo una reforma similar, permitiría una reducción del paro mucho más intensa y unas muy necesarias mejoras del consumo, de la productividad y creación de empresas.

La reforma fiscal no es solo una cuestión de lógica económica. Devolver su dinero a los creadores de empleo y riqueza, y a las familias, es de justicia social.

Daniel Lacalle
Economista Jefe

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