Donald Trump ha vuelto a poner el mundo patas arriba. Ayer, tras el cierre de las bolsas, bajo un cielo nublado, algo de viento y acompañado de una pequeña orquesta, desveló su plan de aranceles desde los jardines de la Casa Blanca: un 10% de base a todas las importaciones a EE.UU., con picos del 34% a China, 20% a la UE y hasta un 46% a Vietnam. Con este cambio, la tarifa media aplicada por EE.UU. a las importaciones pasará del 3% actual al 22%. Un nivel no visto desde 1910.
Trump justificó la medida como una estrategia para reducir el déficit comercial y fomentar la producción propia, aunque los economistas advierten que el impacto puede ser más inflacionario que productivo. La reacción internacional no tardó en llegar. Desde Bruselas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó la medida de «inaceptable» y advirtió que la UE tomará represalias si no se llega a un acuerdo. En China, el Ministerio de Comercio aseguró que “se reserva el derecho a responder con firmeza”, lo que abre la puerta a nuevas tensiones entre las dos mayores economías del mundo.
Los mercados, que ya venían con el pulso acelerado, acusaron el golpe en los futuros, que esta mañana caen como si hubieran visto un precipicio. El índice dólar toca mínimos de seis meses, y el espectro de una recesión global empieza a tomar forma.
En Europa, el STOXX 600 cerró con una pérdida del 0,5%, un paso atrás que lo deja cerca de mínimos de dos meses y un 5% por debajo de su techo de marzo. El DAX alemán, con su sensibilidad al comercio, bajó un 0,7%, reflejo de la inquietud por el impacto en las exportaciones y la industria teutona. El sector salud fue el que más acusó el nerviosismo, cayendo un 1,7% hasta su peor nivel del año: Sanofi y Novartis se dejaron un 1,6% cada una, y Novo Nordisk se hundió un 2,6%. El de automoción, en cambio, apenas cedió un 0,1%, a la espera de los aranceles a los automóviles del 25% que entran en vigor hoy.
Wall Street, por su parte, vivió una montaña rusa que acabó en terreno positivo antes del gran anuncio. El Dow Jones avanzó un 0,56%, el S&P 500 subió un 0,67% y el Nasdaq trepó un 0,87%. Tesla brilló con un 5,3% tras un informe que sugiere que Elon Musk podría dejar su rol en el Gobierno de Trump, un giro que compensó la caída del 13% en entregas del primer trimestre. Amazon también sumó un 2% al calor de los rumores sobre una puja por TikTok, y el sector de consumo discrecional lideró con un 2% de ganancia. Pero la calma se esfumó tras el discurso: los futuros del S&P 500 cayeron un 1,6%, los del Nasdaq un 2,4%, y Apple se desplomó un 7% tras el cierre por el posible impacto en las cadenas asiáticas. Los inversores, que apostaban por una política más comedida, se encontraron con un mazazo que promete reescribir las reglas del juego.
Más allá de la tensión comercial, la jornada dejó varios datos macroeconómicos relevantes. En EE.UU., las nóminas privadas ADP sorprendieron con 184.000 empleos en marzo —por encima de los 148.000 esperados— un dato que habla de un mercado laboral resistente. Sin embargo, el ISM de servicios bajó a 51,4, señalando una desaceleración. Los costes laborales unitarios subieron un 1,6%, menos de lo previsto, lo que podría dar oxígeno a las expectativas de recortes de tipos. En renta fija, los inversores ajustaron expectativas de política monetaria. La rentabilidad del bono del Tesoro a diez años cayó al 4,17%, con el mercado apostando ahora por hasta 80 puntos básicos de recortes en los tipos de la Fed este año, pese al potencial impacto inflacionario de los aranceles. Los pedidos de bienes manufacturados subieron en febrero, pero muchos lo achacan a empresas anticipándose al caos comercial.
Hoy, los PMI de servicios en la eurozona y las peticiones de paro en EE.UU. marcarán el pulso, mientras los futuros europeos caen un 1,7% y el Nikkei se despide con un -3%. Los aranceles al automóvil del 25% entran en vigor, y las contramedidas de la UE, con Ursula von der Leyen al frente, están en el horizonte. Además del discurso de Jerome Powell mañana, donde podría ofrecer pistas sobre cómo la Fed planea responder a este nuevo escenario. El miércoles nos dejó un mercado dividido entre ganancias tibias y un susto mayúsculo tras el cierre. La partida está abierta, y entre Powell y las respuestas globales, los próximos días podrían traer claridad o más nubarrones.
Feliz jueves.