Continúa la volatilidad de los últimos días en los mercados. Ayer tocaban caídas de las bolsas mientras el treasury ahondaba en sus mínimos históricos y el bund se acercaba a ellos.
Por su parte, el oro se sitúa en máximos de 2013 y el euro sigue apreciándose frente al dólar y se sitúa en 1,12.
Cuando el pánico se instala en los mercados, ni una bajada de tipos agresiva es capaz de salvarlo. De hecho, ha sentado aún peor, ya que ahora todo el mundo piensa: ¿Qué estará pasando para que la Fed tenga que tomar medidas no vistas desde la quiebra de Lehman Brothers? ¿Qué nos estamos perdiendo?
Los últimos días estamos viviendo un goteo constante de recortes de previsiones de beneficios por parte de empresas a lo largo del globo y se acerca peligrosamente la cita de la próxima reunión del BCE. ¿Qué opciones le quedan a la entidad monetaria comunitaria para ayudar a la enferma economía europea? ¿Cómo ayudar a los ciudadanos sin llevarse por delante al frágil sistema bancario europeo? Por si acaso, los inversores se están curando en salud y repliegan velas por lo que pueda venir.
Por otro lado, en la reunión extraordinaria de la OPEP, que se está celebrando estos días en Viena, se apuesta por un recorte drástico de la oferta de petróleo de un millón y medio de barriles diarios para equilibrar un mercado completamente impactado por los efectos del coronavirus, pero para ello (re)quiere la cooperación de Rusia y Kazajistán, que hasta ahora se niegan. Por ahora el mercado sigue cayendo.
Hoy, en Estados Unidos conoceremos los datos de empleo de febrero, esperemos que sean buenos, porque como sean malos los descensos en la rentabilidad del bono americano podrían ser aún más históricos.
Buen fin de semana.
Llámanos 
