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27/02/2023 AUTOR: Daniel Lacalle Estrategias

El dólar y la inflación, una explicación monetaria

En el mundo de la inversión de hoy solo hay dos factores que realmente generan verdaderos cambios de tendencia: la inflación y el dólar.

 

El último dato de deflactor del consumo de Estados Unidos nos recuerda que la inflación no se ha disipado y que las expectativas de reducción rápida que poblaban los análisis de consenso eran demasiado optimistas.

 

Las subidas de tipos continuarán y más de 90 bancos centrales mantienen la senda de normalización de los tipos de interés. Es una política esencial porque el riesgo de estanflación, que hemos comentado en tantas ocasiones, continúa. Las subidas de tipos han sido clave para la moderación del precio de las materias primas y los fletes en un entorno de demanda global creciente y tensión geopolítica. ¿Por qué? Es mucho más caro almacenar y tomar posiciones alcistas, los margin calls son más elevados y el efecto monetario de los precios de las materias primas —más cantidad de dinero a activos relativamente escasos— se disipa.

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Los bancos centrales saben que la inflación viene por un exceso monetario previo, y el Bank for International Settlements publicaba dos estudios empíricos recientes que lo reafirman. «La inflación aumentó porque los bancos centrales lo permitieron. En vez de errores aislados, las fuerzas subyacentes crearon una tolerancia a la inflación que persiste» (Ricardo Reis, 2023). “También se puede ver un vínculo en la posible transición reciente de un régimen de inflación baja a uno de inflación alta. Un aumento en el crecimiento del dinero precedió al estallido de la inflación, y los países con un mayor crecimiento del dinero experimentaron una inflación marcadamente más alta. Observar el crecimiento del dinero habría ayudado a mejorar los pronósticos de inflación posteriores a la pandemia, lo que sugiere que su valor de información puede haberse descuidado” (Claudio Borio, 2023).

 

Junto con un dato de inflación persistente, llega la evidencia de un dólar que sigue fortaleciéndose, especialmente contra el euro. Esa fortaleza reciente refleja la importancia de mantenerse como moneda de reserva global: la demanda mundial de dólares aumenta y la de euros se modera. Cada vez más países y empresas de todo el mundo prefieren emitir deuda en dólares —que implica mayor demanda de la moneda estadounidense— y las alternativas no desbancan al dólar porque en realidad su política monetaria es más negativa para los ciudadanos que la de EE. UU.

 

El dólar estadounidense disfruta del estatus de moneda de reserva mundial debido a numerosos factores. Seguridad jurídica e inversora, un mercado abierto y transparente, así como instituciones independientes con pesos y contrapesos que limiten el poder político y fortalecen la moneda del país en términos relativos. Un país no tiene una moneda de reserva mundial debido al poderío militar. Nadie aceptaba el kopek cuando la Unión Soviética lideraba militar y políticamente en la mitad del mundo. El yuan chino solo se usa en el 5% de las transacciones globales. Para que una moneda fiduciaria sea una reserva mundial, debe ser ampliamente aceptada como unidad de medida, método de pago y reserva de valor.

 

La creciente presión de los políticos está amenazando el estatus de reserva de valor de las monedas fiduciarias, y la amenaza política no es solo contra las autoridades monetarias, sino que está dirigida a todas las instituciones que proporcionan controles y equilibrios independientes que limitan la imposición política.

 

Cuando los políticos hablan del “uso social” del dinero, lo que básicamente están diciendo es que sufrirá una mayor inflación por más tiempo. Significa usar la moneda para disfrazar desequilibrios fiscales masivos bajo la ilusión de que los ciudadanos siempre tendrán que usar la moneda local. No tiene sentido. Una moneda fiduciaria, como cualquier otro bien o servicio, está sujeta a la oferta y la demanda. La oferta excesiva está dañando su poder adquisitivo de la misma manera que la oferta excesiva reduce el precio de un bien, pero el debilitamiento de la demanda sumado al aumento de la oferta conduce al colapso de la moneda.

 

En el momento en que los políticos dejan de defender el estatus de reserva de valor de su moneda están destruyendo el país que prometen defender.

 

Destruir la moneda es el primer signo del declive de una nación. Los gobernantes del Estado nunca piensan que terminará porque el proceso es lento hasta que de repente se acelera con la hiperinflación y el Estado se desmorona. Esto sucede cuando ni los ciudadanos nacionales ni los extranjeros aceptan la moneda estatal como medio de pago y reserva de valor. Se erosiona lentamente y el colapso ocurre rápido.

 

El dólar estadounidense sigue siendo la moneda de reserva mundial porque, hasta el momento, no tiene competidores. Esto no se debe a que las políticas de la Reserva Federal sean restrictivas, sino a que las otras son peores. El Gobierno de EE. UU. y la Reserva Federal deben saber que imponer el uso de una moneda a través de monedas digitales no es la respuesta. La única forma en que el dólar estadounidense seguirá siendo una moneda de reserva mundial es si el Gobierno y la Reserva Federal se comprometen a fortalecer su estatus de reserva aumentando la demanda mundial, no imponiéndola, porque nunca funciona.

 

Hasta ahora, la Reserva Federal ha sido lo suficientemente inteligente como para señalar el talón de Aquiles de las posibles alternativas: la liquidez. Sin embargo, independientemente de la debilidad de las alternativas actualmente disponibles, lo único que fortalecerá una moneda fiduciaria es ser una reserva de valor.

 

Por ello, los inversores debemos prestar atención a la realidad monetaria, no a nuestros deseos de que vuelva la época del “dinero barato”. Ignorar la presión subyacente en la inflación, y el hecho de que es acumulativa, y la demanda y oferta de la moneda de cada país, pueden ser errores que no nos podemos permitir. No apostemos a lo que queremos que pase, sino a lo que sabemos que pasa. La Reserva Federal subirá los tipos y reducirá la cantidad de dinero. La inflación no se ha contenido y la presión en precios es elevada a pesar de que las materias primas, los precios de los fletes y el índice de presiones de cadena de suministro han corregido a niveles previos a la invasión.

 

Recordemos que si la inflación tuviera su causa en esas materias primas y costes de cadena de suministro ya se habría corregido a niveles mucho más bajos que un 2% y está a más del doble.

 

Las oportunidades en el mercado son evidentes, pero no vendrán de expansión de múltiplos por exceso monetario, al menos en 2023.

 

Daniel Lacalle
Economista Jefe

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