Hoy toca día de reunión del BCE. Su día D. Ya veremos luego en qué queda, pero todos los inversores están expectantes ante lo que pueda acontecer.
La economía europea no atraviesa su mejor momento. Es cierto que tampoco su peor, pero la inflación no termina de repuntar y ya se esperan nuevos estímulos monetarios. El sector financiero podría ser el principal beneficiado de posibles ajustes en la facilidad de depósito, fijada en el -0,40%, y de una nueva inyección de liquidez ya anunciada pero que aún queda por definir.
La mera posibilidad de bajadas de tipos por parte de la Fed y la posibilidad de que el BCE abra la puerta a nuevos estímulos están sirviendo para que la rentabilidad de los bonos de Alemania y España ahonden en sus mínimos históricos.
Por otro lado, las negociaciones para la macrofusión entre Renault y FIAT se han saldado con fiasco. Cómo no, por culpa de los políticos europeos. El sector emplea a mucha gente y los gobernantes no iban a permitir que se tomaran decisiones sin que les preguntaran. Además, la negativa de Nissan a respaldar la fusión —y eso que la propuesta estaba acompañada por la posibilidad de que el gigante japonés mantuviera un sillón en el consejo de administración— dio la estocada final.
En el terreno económico la mejora inesperada del índice ISM no manufacturero estadounidense en mayo sirvió para aliviar los miedos después de un dato de empleo ADP excepcionalmente débil y de la revisión a la baja del índice manufacturero conocido el lunes. A ese nivel, el índice no industrial es por lo general consecuente con un crecimiento del PIB ligeramente superior al 2%. Por su parte, el Libro Beige de la Fed alertaba sobre la situación económica del país. En concreto, varias regiones de EEUU avisaron de «signos de actividad más lenta». Este documento suele ser la base de las discusiones del comité de la Reserva Federal que decide sobre los tipos de interés, por lo que no debemos esperar grandes variaciones en esa reunión.
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