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31/07/2017 AUTOR: Daniel Lacalle Estrategias

La economía norteamericana se acelera… ¿Es suficiente?

La economía norteamericana se acelera… ¿Es suficiente?

El PIB de Estados Unidos en el segundo trimestre creció a una tasa anualizada del 2,6%, una expansión que duplica el crecimiento del primer trimestre, y que niega los miedos de muchos operadores a que Estados Unidos entre en una recesión. Las estimaciones para el tercer trimestre se sitúan en un 1,3%.

Los factores que han contribuido a este crecimiento han sido el consumo, que aumentó un 2,8%, y la inversión de capital no residencial, que avanzaba un 5,2%. Otro factor positivo ha sido que, tras años de caídas reales de la inversión corporativa, ésta crecía un 8,2%, y el sector exterior también contribuía al crecimiento. Que, además la contribución de inventarios sea negativa para el PIB es de hecho, positivo, porque significa que se está consumiendo ese exceso de productos no vendidos. No olvidemos que durante los últimos ocho años, uno de los factores que más contribuía al PIB era la revalorización de inventarios, muy peligroso si no se venden. De ahí el extremadamente pobre crecimiento de la economía los pasados ocho años, a pesar del mayor estímulo monetario y fiscal de la historia.

El llamado “recovery growth gap”, es decir, el diferencial entre el potencial de crecimiento desde 1960 y el real, se situaba a finales de 2016 en $1,67 billones. ¿Qué significa eso? Que a pesar de un estímulo de 20 billones de dólares fiscal y monetario, la economía aumentaba su PIB en 1,67 billones de dólares menos de lo que podía y debía crecer.

Hemos vivido la recuperación más débil de la historia reciente en EEUU, y el país ha tenido crisis mucho más profundas que la del 2008 y, desde luego, nunca había llevado a cabo un estímulo de tal calibre. La Reserva Federal espera un crecimiento del 2% para 2018, el más bajo comparado con todas las recuperaciones anteriores y menos de la mitad del potencial.

Recordemos que durante la administración Obama se implementó un mal llamado estímulo monetario de más de $4,7 billones, un aumento de $10 billones de nueva deuda, con un déficit acumulado de $13 billones, y más de cinco billones en rescates a entidades públicas. Con todo ello, la caída del paro se ha visto acompañada de un desplome en la participación laboral a niveles de 1978 injustificado por la demografía, y unos salarios reales que siguen muy por debajo de 2008. Estados Unidos tiene una participación laboral del 62,8% con una demografía similar a la de Reino Unido, o la UE, que tienen una participación laboral del 78% y 72% respectivamente. El bajo paro de EEUU no concuerda con una participación laboral tan baja, sobre todo porque dicha ratio ha caído en todos los segmentos de edad hasta finales de 2016.

Afortunadamente, esa tendencia se ha moderado y mejorado recientemente.

Nuestra preocupación con la economía norteamericana no es, por tanto, de falta de crecimiento, sino de no alcanzar su potencial. Los datos de EEUU justifican la muy necesaria y urgente subida de tipos y reducción de balance de la Reserva Federal, que permita reducir los desequilibrios ahora que la economía crece sin estímulos, con subidas de tipos y con Trump.

Podemos pensar que la economía de EEUU va bien sin cambios, pero es una visión miope que ignora el enorme potencial del país. Los tres componentes que salvarían a EEUU de un riesgo de recesión son el consumo minorista, la formación bruta de capital y el sector exterior. Para fortalecerlos es urgente la implementación de la reforma fiscal que sigue retrasada por tacticismos políticos.

La economía de EEUU está creciendo de manera correcta, y eso apoya a una fortaleza de su moneda y normalización de la política monetaria. Pero no debemos olvidar el potencial.

 

Daniel Lacalle
Economista Jefe

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