Cada vez que se produce una corrección en el dólar, se publican ríos de tinta con comentarios sobre la “muerte del dólar” como moneda de reserva mundial. Suelen aparecer cuando el índice del dólar (DXY) cae. Sin embargo, estas predicciones son muy exageradas y no responden a una pregunta básica: ¿Cuál es la alternativa?
Si alguien quiere apostar por el euro como moneda de reserva global, especialmente antes de la implantación del euro digital —que eliminará todos los límites a la vigilancia y los excesos del banco central—, es libre de hacerlo.
Además, el enorme gasto militar y los planes de gasto público anunciados en 2025 se suman a los gigantescos compromisos de pasivos no financiados de los Estados miembros de la Unión: del 350% del PIB en Alemania al 500% en España. Con Francia al borde “del precipicio”, como dice su primer ministro, Bayrou, y muchos países siguiendo la misma senda de gasto público e impuestos, apostar por el euro a largo plazo es, como mínimo, arriesgado.
El yuan chino se utiliza solo en el 4,5% de las transacciones globales. Con controles de capital, tipo de cambio fijado artificialmente y una notable inseguridad jurídica e inversora debido al control gubernamental de las instituciones, es complicado imaginar que el yuan sustituya al dólar. Además, no parece que el gobierno chino quiera eliminar esas barreras. Lo mismo ocurre con las monedas de Brasil, Rusia, India o Sudáfrica. ¿Aceptaría usted recibir su salario o atesorar ahorros en una moneda emitida por países con controles de capital y con inseguridad legal o institucional?
El oro y el bitcoin son alternativas de reserva de valor para los inversores, pero no pueden reemplazar al dólar debido a su escasa liquidez y oferta limitada.
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Actualmente, estamos viendo una caída del dólar porque los inversores asumen más riesgo. Esto es normal tras el colapso del euro hacia la paridad en 2024 y la caída del yen a mínimos de cuarenta años frente al dólar. Esta situación es consecuencia de la obstinada política de tipos de la Reserva Federal.
Para los inversores internacionales, comprar bonos del Tesoro de EE.UU. se ha vuelto poco atractivo debido a los costes de cobertura derivados de los altos tipos de interés. Al mismo tiempo, los tipos en Europa se desploman, lo que hace más atractivos los activos y la deuda europeos, a pesar de sus débiles fundamentos y la escasa solvencia.
Al temer un repunte de inflación que no existe, la Fed está provocando un debilitamiento del dólar artificial al mantener tipos innecesariamente elevados.
Se pueden criticar los aranceles por muchas razones, pero no provocan inflación. Los aranceles no crean más unidades de moneda ni aumentan la velocidad del dinero. Lo que provoca inflación es el exceso de gasto público y la impresión de dinero consiguiente.
Además, los que temen que los aranceles suban los precios nunca consideran los altos niveles de sobrecapacidad del mundo exportador, la complejidad de las cadenas de suministro o los problemas de capital circulante que surgen al dejar de exportar a Estados Unidos.
Pese a los titulares negativos y el impacto de la Fed, el índice del dólar sigue muy por encima de los niveles de 2009 a 2018, e incluso solo refleja en parte el rebote del euro y el yen (que son el 73% del DXY).
Llamar a esto un “colapso” es una exageración.
Hay factores estructurales, institucionales y de mercado que sostienen el dominio del dólar, a pesar de los llamados a la desdolarización o rumores de alternativas emergentes:
Ni siquiera las empresas petroleras chinas o rusas usan completamente su propia moneda.
Para competir como divisa de reserva mundial, una moneda debe tener:
El estatus del dólar como moneda de reserva global se mantiene porque no existe una alternativa fiat viable.
El oro y el bitcoin pueden servir como activos de inversión o reserva de valor, pero no cumplen las funciones de una moneda global confiable.
El mayor riesgo para el dólar es la pérdida de confianza. Pero, en un mundo fiat, no se trata de quién gana, sino de quién pierde primero. Ninguna moneda puede sustituir al dólar si su emisor es más imprudente fiscalmente, menos transparente institucionalmente y tiene mercados menos libres.
El dólar estadounidense sigue siendo la moneda de reserva mundial, no porque sus políticas sean siempre acertadas, sino porque las alternativas son peores.
No puedes destronar al rey siendo peor que el rey.
Es triste, pero cierto. El mayor aliado del dólar es la irresponsabilidad monetaria, legal y fiscal de sus competidores.