Cesó la sangría en las bolsas asiáticas

En este mundo nada es seguro, salvo la muerte, los impuestos y que Microsoft siempre bate expectativas. Otras de las grandes han podido tener dudas en sus cifras en algún trimestre, como Google, cuando se resintieron los ingresos por clics o Amazon cuando apostó fuerte por incrementar la inversión en logística, pero la compañía fundada por Bill Gates es un auténtico transatlántico. Los resultados de Alphabet, a su vez, brillaron por encima del resto con números que nos hacen preguntarnos si de verdad los analistas son capaces de valorar adecuadamente su negocio. Prácticamente ha multiplicado por tres el beneficio del segundo trimestre de 2020, para que luego nos vengan con el cuento de que las empresas pequeñas y medianas tienen más probabilidades de crecer que las grandes. Apple sí dejó más dudas, no por las cifras sino por los problemas de abastecimiento que esperan tener para el próximo trimestre.

Por si fuera poco este trajín de resultados empresariales, ayer también tuvimos reunión de la Reserva Federal. El banco central estadounidense empieza a preparar el terreno para el tapering, resaltando que se están acercando a los objetivos de empleo e inflación y que están analizando cómo iniciar la retirada de algunos de los estímulos monetarios. Esto, indirectamente, nos está diciendo que la amenaza de inflación en el país es más real de lo que la propia institución pensaba. Por otro lado, se aprobó en el Senado el anteproyecto de infraestructuras por valor de un billón de dólares, que se dice pronto.

En los mercados tuvimos una jornada algo más tranquila, gracias a que cesó la sangría en las bolsas asiáticas. Si bien el riesgo político va a seguir ahí durante mucho tiempo, con las caídas empezamos a ver algunas tecnológicas chinas con ratios ridículos. Es cierto que debemos exigirle una prima mayor que a sus homólogas estadounidenses, pero ver a Alibaba o Tencent cotizar a veinte veces beneficios invita, cuando menos, a tenerlas en el radar.

Feliz jueves.