No creo que este año nos apoyemos en la frase ya conocida y comentada “sell in May and go away” porque la liquidez sigue siendo muy alta y los resultados empresariales y los datos macro invitan a no hacerlo.
Pero también es cierto que ahora estamos un poco cansados de estas fuertes subidas tanto en bolsa como en renta fija privada y necesitamos un respiro para buscar nuevos catalizadores que secunden un nuevo rally. Los datos en los que nos apoyábamos para apostar por el mercado empiezan a desinflarse y los miedos ya olvidados, aunque de una forma muy suave, aparecen de nuevo. Cuando el mercado no sube nos quita la sonrisa y nos da pie a pensar en que hay algo negativo que lo impide.
Y así entramos en el yin y yang. Siempre que encontramos algo que nos empuja a invertir encontramos otro argumento de igual magnitud que nos aconseja que no lo hagamos o al menos que seamos prudentes.
– Si las elecciones en Francia nos han dado la tranquilidad esperada, ahora empezamos a pensar que la situación política española puede generar un fuerte impacto en la curva de tipos de interés.
– Si los datos en Portugal han sido francamente buenos apoyados en la estabilidad política, el compromiso con la UE de seguir en la línea de reducción de deuda y unos datos macro que no veníamos desde 2007, el aumento sin freno de la deuda italiana y, de nuevo, la caída a negativo del PIB de Grecia nos aconsejan ser prudentes.
– Si los datos macro y empresariales en Europa invitan a pensar que el BCE debería subir los tipos de interés, la inflación subyacente nos avisa de que ni el consumo ni los salarios acompañan a pensar en una alza de los tipos.
– Y lo mismo en Estados Unidos. Hace pocas semanas la mayoría de analistas pronosticaban entre tres y cuatro subidas de tipos de interés para este año. Todavía es posible, pero la reflación esperada (inflación provocada por estímulos artificiales) que nos iba a generar la administración Trump con su programa fiscal y de infraestructuras a día de hoy ha quedado en una quimera.
Y así nos lo dice claramente la rentabilidad del bono americano a 10 años, que hoy amanece al 2,33% indicándonos una realidad que no debemos obviar: las expectativas del crecimiento a largo plazo y la inflación son moderadas.
– Y qué decir del tipo de cambio: un porcentaje importante de analistas veían la paridad como una realidad inquebrantable y hoy vemos el futuro del euro/dólar con vencimiento junio 2017 en 1,1095.
La situación, por tanto, no es fácil. Y aún es más complicada cuando los datos macro en China empiezan a flaquear, pero sin embargo, su deuda no para de crecer.
El primer semestre del año nos ha dado muchas pistas de cómo debemos tomar la segunda parte del año en especial para la renta fija.
– Como punto de partida, la renta fija de nuevo nos ha sorprendido con un comportamiento más que aceptable, no solo en los bonos corporativos sino también… y agárrense… en los bonos soberanos periféricos. Sin entrar en las particularidades de este tipo de bonos y en la burbuja en la que se encuentran por las acciones del BCE, los bonos periféricos y en especial los de Portugal han generado importantes rentabilidades.
Por poner un dato, el bono a 10 años del país luso empezó el año 2017 con una rentabilidad del 3,80% y actualmente se sitúa en el 3,30%. Este diferencial en términos de precio es un 5%. Desde hace dos meses la rentabilidad ha llegado al 9,76%. Y lo mismo podemos hablar de los bonos financieros y de high yield llegando a rentabilidades medias del 5%.
– Si después de todo la reflación americana se convierte en realidad y la inflación subyacente llega a los niveles esperados por el BCE, deberemos desde hoy tener posiciones en bonos con cupones flotantes que estén referidos en su mayoría a la parte larga de la curva (swap) sin olvidar que los bancos y los materiales básicos deberían ser los sectores con mejor comportamiento.
– Si vemos que todavía falta tiempo para que suban los tipos de interés, como descuenta actualmente el mercado y así lo reflejan los futuros del euríbor que indican que hasta el 2019 no se esperan subidas de tipos, debemos posicionarnos en bonos de cupón fijo, con vencimientos no muy largos y en todos los casos high yield.
Entramos en un periodo de incertidumbre y de búsqueda de señales que nos empujen de nuevo a invertir y para la renta fija la diversificación del tipo de bono en cartera es fundamental. No olvidemos que siempre tenemos un tipo de bono para cualquier ciclo económico.
Gonzalo Ramírez Celaya
Director de Renta Fija y Estructurados