No por esperadas, algunas de las novedades de ayer jueves carecen de importancia.
Son de todo tipo, político, monetario, fiscal y, apurando incluso del puramente macroeconómico.
En vez de exclusivamente especulativo, ya es oficial que Jerome Powell sustituirá a Janet Yellen al frente de la Reserva Federal a partir de febrero. ¿Qué supone esto? En términos de política monetaria que seguiremos con lo mismo. Quizás en lo que se diferencien sea en la afinidad ideológica de cada cual, demócrata ella y republicano él, pero por lo que nos importa, poca cosa. También en EEUU presentaba la Casa Blanca su esperada propuesta fiscal, a la que no se puede achacar falta de ambición, solo que verla aprobada es donde va a estar el tomate.
Cruzando al Reino Unido, el Banco de Inglaterra cumplía con los pronósticos de la subida de tipos con la que hacer frente a la inflación originada en el sí al brexit. Sin embargo, la reacción de la libra o el gilt no fue la esperada, es decir, al alza, sino de caída. Y es que el gobernador del BoE afirmó que en el corto plazo no debemos esperar más movimientos en el mismo sentido del precio del dinero.
En el frente político «brilla» Cataluña, donde era de esperar una reacción firme del Estado contra el desafío secesionista, aunque hace dos meses nadie hubiera augurado nada de lo que ha venido sucediendo en las últimas cinco semanas. Más allá del asunto territorial, las consecuencias económicas van subiendo de tono poco a poco, porque como manifiesta el Banco de España, todo este circo puede costarle hasta 2,5 puntos del PIB al conjunto de España. Sin contar con que Cataluña puede entrar en recesión, claro que con una fuga de empresas que no cesa tampoco es de extrañar.
En lo más o menos puramente político también cabe mencionar el anuncio hecho por el Gobierno de Venezuela, en el que, por fin reconociendo que el país sufre un grave problema de hiperinflación, se ha ordenado una reestructuración de la deuda ampliamente esperada por el mercado, por lo que no debería producirse un gran revuelo sobre esto.
Hecho un repaso que para algunos puede llegar a resultar puntualmente deprimente, vamos a cerrar con lo bueno que nos ofrece la recuperación económica global. Aquí, en Europa, los PMI de manufacturas vuelven a demostrar que la región disfruta del mejor momento de los últimos años, reforzado no solo por el hecho de que el empleo crece, sino porque a futuro los pedidos aún nos garantizan meses en positivo. Volviendo la mirada a EEUU, un dato que no acostumbra a tener la consideración que merece, la productividad laboral no agrícola crece en un 3% en el tercer trimestre del año, por lo que también allí suman las razones para el optimismo. Y por último queda el PMI Caixin de servicios chinos, que experimenta un leve rebote en octubre que lo aleja no ya de la barrera de los 50 puntos, sino de los mínimos de casi los dos últimos años.
Precisamente toda esta batería de optimismo macroeconómico es lo que ayuda a sostener las ventas de compañías como Apple, que presentó anoche una mejora de los beneficios con la que demuestra que no todo es el iPhone.
Buen fin de semana.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones