Buenos días.
El pesimismo se está apoderando lentamente de la mente de muchos inversores, que sin embargo parecen haber retrocedido en el tiempo, pues el «lo malo es bueno» está amagando con volver a convertirse en el proceder. El impacto de la desaceleración de los países emergentes, también confirmado por el Banco Mundial, va infectando poco a poco al bloque desarrollado hasta el punto de que la normalización monetaria cada día pinta más lejana.
Las perspectivas de que la Reserva Federal suba los tipos de interés han vuelto a reducirse después de los datos publicados el viernes. El informe de empleo fue decepcionante se mire por donde se mire, pues la creación de 145.000 nuevos puestos se quedó demasiado lejos de las previsiones, además de la fuerte rebaja de los números de agosto. Con esto, aunque sin servir de excusa, queda una pequeña reflexión: de la misma manera que China no puede crecer eternamente al 10%, la economía de EEUU no puede crear un cuarto de millón de trabajos mensualmente … la tasa de paro está al borde del pleno empleo técnico. El otro indicador que tumba las esperanzas de endurecer el precio del dinero está ligado a la industria, el sector que más y peor sufre al dólar y a los emergentes, pues los pedidos de fábrica de agosto se contraen más de lo previsto.
Europa y política nunca nos abandonan. Las elecciones de Portugal han puesto de manifiesto que no todo son pozos oscuros cuando se habla de reformas, y si no convendría refrescar el resultado de las elecciones en Grecia, donde «el (supuesto) azote de la troika» Alexis Tsipras ha prometido aplicar los ajustes con rapidez. Y si aún no ha sido suficiente, la mejora de la calificación crediticia de España por parte de S&P ayuda a esta idea a pesar de que la imagen de las agencias necesita mejorar.
Buen día.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones