Y después de todo, tan amigos

A fuerza de gestos en persona o virtuales, Xi y Trump parecen estar enterrando un hacha de guerra que no ha llegado a oler sangre, al menos todavía. Los inversores y no inversores, encantados de no tener que asistir a una guerra comercial global, si bien al menos parece que sí hacia un cumplimiento más justo de las reglas del comercio internacional. Ese es un mérito que nadie le puede negar al actual inquilino de la Casa Blanca.

Pero también es verdad que necesitaba Trump un nuevo objetivo con el que distraer la atención y el régimen sirio ha resultado ganador después de un nuevo ataque químico a la población civil. En términos de mercado esto se traduce en volatilidad en niveles estándar con el petróleo beneficiándose sin la necesidad de que la OPEP desvirtúe la oferta.

El otro punto de referencia de la jornada de ayer martes estaba en la comparecencia de Mark Zuckerberg a cuenta del escándalo del robo/cesión de datos. Culpa asumida, inversores contentos y gigantes tecnológicos recuperando parte del terreno perdido. Considera el mercado, o al menos una parte, que incluso con una regulación más estricta sobre el tratamiento de información privada, sigue habiendo recorrido al alza en este sector según lo visto en las bolsas.

Dándole un toque más purista, era un día con una batería de indicadores de bastante importancia. La principal sorpresa la dio EE.UU., pues los precios de producción, además de batir las previsiones, lo hicieron por factores estructurales, que no por los movimientos de los costes energéticos. Sin embargo, el IPC chino, que sí cumplió con el descenso estimado, es el fiel reflejo de la desaceleración que vive el gigante.