Buenos días.
Que Trump será presidente ya lo vamos interiorizando después de la sorpresa inicial, aunque eso sí, suavizando muchas de sus promesas irrealizables. Pero quizás no todas, y así están comportándose los mercados, descontando programas de mayor gasto que debieran repercutir en una aceleración de la inflación. La consecuencia directa sobre los mercados financieros está viéndose reflejada en las ventas de deuda soberana, artificialmente inflada por la políticas monetarias globales.
Como la vida sigue y los mercados también, vayamos a ello. La publicación de indicadores económicos en China ha sido inversa a los intentos del Partido, es decir, mejor lo representado por la vieja economía frente a la nueva. Así ha sido porque la producción industrial ha salido casi en la línea de lo esperado, al tiempo que las ventas minoristas, aunque siguen registrando crecimientos de doble dígito, han quedado lejos de las expectativas.
En el país vecino que es Japón, esta madrugada se hacía público el PIB correspondiente al trimestre anterior con sorpresa positiva. Con truco, dado que el 2,2% de crecimiento se ha fundamentado en gran medida en el sector exterior y la inversión residencial, mientras que las partidas correspondientes a la demanda interna a penas han aportado.
Por otro lado, el pinchazo de más de cinco dólares que se está produciendo en la cotización del barril de petróleo tiene unas causas perfectamente lógicas. A saber, falta de fe en que la OPEP cumpla un acuerdo que nació medio muerto, con las consiguientes consecuencias sobre el ajuste entre oferta y demanda, además de la relación inversa que las materias primas tienen con el dólar, según la cual, la revalorización de la moneda estadounidense les cuesta dinero.
Buen día.
Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones