Se lleva mucho tiempo hablando sobre si las valoraciones de la renta fija están caras o no.
Esta situación que se ha acentuado desde el anuncio de compra de deuda corporativa por parte del BCE hace 3 meses, y que estos últimos días se está llevando al extremo después de que el bono alemán a 10 años haya roto la barrera del 0%.
Llegados a este punto, la pregunta que nos debemos hacer nuevamente es si todavía queda recorrido en los activos de renta fija. Desde nuestro punto de vista y a pesar del buen comportamiento mostrado por la deuda pública desde comienzos de año y de la corporativa desde el pasado mes de marzo, pensamos que en la gran mayoría de su espectro muestra un riesgo asimétrico importante, es decir, el riesgo que se asume para obtener unos retornos aceptables es demasiado elevado.
Decimos esto porque los rendimientos que presentan los bonos son cada vez son más bajos y para poder optar a unos cupones relativamente atractivos debemos asumir unos vencimientos excesivamente largos o centrarnos en papeles con bajas calidades crediticias.
A modo de ejemplo, si analizamos los fondos de inversión de crédito europeo, vemos que la rentabilidad a vencimiento que muestran es ligeramente superior al 1%, con unos vencimientos medios cercanos a los 6 años. De estos datos lo que se desprende es que la sensibilidad a tipos que se está asumiendo no compensa la rentabilidad que ofrecen a día de hoy.
Pero no todo son malas noticias dentro del mundo de la renta fija, ya que todavía encontramos algún activo que continúa mostrando valor tanto en precio con en rentabilidad. En este caso hablamos de la deuda subordinada financiera, que además debería beneficiarse de los cambios regulatorios que se están dando en este sector, al ser estos en beneficio de los bonistas. Tampoco podemos pasar por alto la compra de deuda corporativa por parte del Banco Central Europeo, situación que debería dar lugar a que los inversores pongan más atención en los títulos subordinados financieros.
Con todo esto encima de la mesa, nuestra recomendación es la de no asumir excesivos riesgos, por lo que apostaríamos por fondos de inversión de renta fija pública y privada a corto plazo. Y en el caso de querer asumir unos riesgos mayores, podremos invertir en fondos de deuda subordinada financiera, pero eso sí, aquí siendo muy selectivos.
Javier Monjardín Álvarez de Estrada
Director de Análisis