El fin de semana nos ha dejado noticias relativamente positivas sobre la evolución del coronavirus en el sur de Europa y en Nueva York. Esperemos que duren y sean fruto de un efecto calendario. Ahora mismo todos los ojos de los inversores están puestos en las curvas de los diferentes países y cualquier noticia se traslada directamente al comportamiento de los mercados.
La semana pasada fue un claro ejemplo de ello. Fue una semana de fuertes contrastes en los mercados de valores mundiales, aunque predominaron las pérdidas. Se salvaban los emergentes, que parece que están a otra cosa. Por suerte, en los últimos días, el euro volvía a depreciarse frente al dólar y al yen, manteniéndose en su particular montaña rusa y ayudándonos a los inversores europeos. A nivel sectorial, se mantuvieron las tendencias de las últimas semanas: la biotecnología sigue siendo la principal apuesta ahora mismo, mientras que el sector financiero cada vez cuenta menos para los inversores, sobre todo después de cancelar sus programas de remuneración al accionista. Por su parte, el sector energético se sumó a las subidas del crudo.
En cuanto a la renta fija, por fin algo de tranquilidad. Los resultados fueron mixtos, pero sin presentar variaciones significativas semanales ninguno de los segmentos del activo. El viernes, S&P revisaba la calificación crediticia de Francia y Alemania, tras lo que anunciaba que no modificaba su nota, a pesar de descontar que ambas economías retrocederán en torno al 2% durante este año. Además, la normalidad ha vuelto al mercado primario y en la última semana la demanda ha superado la oferta; ahora solo falta que los diferenciales se relajen poco a poco.
En cuanto a las noticias macroeconómicas, Estados Unidos ha roto la tendencia de nueve años y medio de crecimiento. Los datos del mes de marzo resultaron muy negativos, sobre todos si tenemos en cuenta que el método de cálculo de la encuesta no considera desempleados a los trabajadores que han cobrado una nómina durante el mes, aunque sea parcial. En este sentido las peticiones semanales reflejan mucho mejor la magnitud de la caída. Otra cosa que mostraban los datos era que se ha producido una mayor destrucción de empleo entre los salarios bajos que entre los mejor remunerados. Por su parte, los índices de actividad en ese lado del Atlántico no evolucionan tan mal como esperaba el mercado, pero tienen un sesgo bajista claro. En cambio, en Europa las cifras reflejan el parón de la actividad por las medidas de contención sanitaria.
Buena semana.