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01/10/2018 AUTOR: Amílcar Barrios Vilallonga Morning meeting

Un nuevo escenario de guerra más dañino

Un nuevo escenario de guerra más dañino

Octubre arranca con la mentalidad de los inversores habiendo dado un pequeño giro, pues no parece que la guerra comercial vaya a alcanzar la escala global que se ha podido temer durante meses.

Pero a cambio Europa tiene pinta de volver a situarse en el centro del tablero de un muy mal juego como es el de ponerte al mercado en contra.

Tal y como era altamente posible que sucediera, finalmente Canadá ha alcanzado un acuerdo con EE.UU. para integrarse en el nuevo NAFTA, que por cierto, le cambian el nombre a algo que suena más a universidad norteamericana que a zona de libre comercio, el USMCA. Con esto se van cumpliendo los pasos que demuestran que la posición de la Administración Trump no está encaminada a provocar un conflicto global de tarifas, sino a buscar mejores acuerdos para EE.UU. o a generar un entorno de comercio entre iguales. Y sí, es verdad, aún queda China y ahí no tiene pinta de que las negociaciones vayan a ser ni fáciles ni cortas…

Acostumbrados como estamos al ruido de los aranceles, la decisión de ampliar el déficit por parte del Gobierno híbrido italiano ha convertido a dicho país y a toda la periferia europea en un probable nuevo escenario de guerra, además de más dañino. Porque en estos momentos preocupa más la inmediatez, sea más leve o más severa, que los problemas estructurales de otros jugadores que pueden suponer un problema grave a largo plazo. Así que, por lo tanto, queda en manos de los dirigentes europeos saber si el incumplimiento de los parámetros de estabilidad presupuestaria vuelve a suponer una amenaza seria para el proyecto comunitario o si, por el contrario, la realidad demuestra al populismo que aquí nadie presta gratis por mera simpatía.

Por si Europa no tenía suficiente, el dato de inflación de septiembre en la zona euro ha supuesto una decepción por mucho que se quiera mirar desde otra óptica. El IPC general ha repuntado gracias al empuje de la energía, pero el subyacente, más estrechamente ligado al día a día de la actividad real, ha caído del 1,1% al 0,9%. Dentro de lo malo, al menos el BCE puede respirar más tranquilo sabiendo que la presión cae por su propio peso.

Este descenso de la presión en precios también ha tenido lugar en EE.UU. según lo que muestra el PCE correspondiente a agosto, si bien en este caso ha sido solo una décima y en niveles superiores al 2%, por lo que las alarmas aquí no son tales. Y no lo son entre otras cosas porque el resto de indicadores, como por ejemplo la confianza de los consumidores de la Universidad de Michigan, también publicado el viernes, muestra que la economía estadounidense mantiene unas perspectivas aún sólidas.

Buen día.

Amílcar Barrios Vilallonga
Dirección de Inversiones

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