El mercado en su práctica totalidad sigue agarrado al final Disney que necesita ver entre EE.UU. y China. De momento y hasta que se produzcan novedades, los inversores quieren apuntar al sí, sabida la necesidad de todos por encontrar una solución. ¿Y mientras? Pues brexit o no, subidas de tipos o no, desaceleración o no y ese largo etcétera de factores de riesgo.
Pasados unos meses, son pocas las dudas que existen sobre el impacto de las tensiones comerciales. Un buen y quizás el mejor ejemplo es China, donde al proteccionismo se le ha unido una reducción del crecimiento absolutamente natural. Por esto y porque ya no es el gigante emergente de hace diez o veinte años es por lo que el Congreso del Partido ha rebajado las expectativas de crecimiento a la banda 6-6,5%. Pero para solventarlo vuelve a tirar de manual, es decir, estímulos, aunque esta vez por la vía fiscal en vez de la monetaria.
Aunque el optimismo antropológico nos pudiera invitar a ello, no podemos olvidar que atravesamos un momento de relativa fragilidad económica mundial, algo que atestigua el PMI Caixin (el no oficial, recordemos) de servicios chino. Y esta caída viene explicada tanto por los problemas que atraviesa la actividad interna como la externa; cosas de ser la fábrica del mundo. Sin embargo, también existen indicadores que pueden estar señalando que lo peor podría haber quedado atrás. O al menos así es como los mercados están queriendo leer la mejora de la confianza Sentix de los inversores en Europa. Que sea cierto, pues ya se verá.
Buen día.