Un discurso lógico y calmado

Alguien ha puesto cordura ante todas esas manos invisibles que hay en los mercados y que han hecho que, mientras éramos completamente conscientes de que vienen tiempos convulsos en la economía global, las bolsas siguiesen subiendo inexorablemente.

El antagonista, como no podía ser de otra forma, fue Jerome Powell: su discurso fue lógico, calmado y (creo que) sincero, pero no era lo que los inversores querían escuchar. No puede sorprendernos que el máximo mandatario de la Reserva Federal americana diga que las consecuencias económicas van a ser duraderas al menos, si no más, hasta final de año; ni que la tasa de desempleo no volverá a sus mínimos históricos en el corto plazo; ni que se contemplan nuevas medidas, incluyendo el control de la curva de ser necesario, así que la nueva normalidad en los tipos queda para otro año.

Ante esto, ¿las bolsas claudicaron? Generalizadamente sí, pero no todas. El Nasdaq, con Apple y Microsoft marcando el rumbo, se desmarcaba del resto de índices y continuaba con su escalada consiguiendo, ayer sí, cerrar por encima de los 10.000 puntos (máximos históricos, claro está). ¿Y los bonos? Pues caídas de rentabilidades para el treasury ante el panorama económico que se le presenta, con los tipos en 0-0,25%. ¿Qué pasó en Europa? Muy fácil, la respuesta a esta pregunta siempre es la misma: igual que Estados Unidos, pero peor.

Buen jueves.