Trump cumplió con las expectativas y reventó el G7 como solo él sabe hacerlo.
En un primer lugar al exigir la presencia de Rusia en su papel de gran potencia. Pero más bombo ha tenido el no firmar la resolución a la cumbre, más aún por los ataques de otros presidentes contra tal situación. Y es que el documento recogía el compromiso de luchar contra el proteccionismo, una de las banderas que le llevó a la Casa Blanca.
Para compensar lo que Occidente considera un agravio al libre comercio por parte de la representación más fiel del capitalismo, Trump sigue adelante en su intención de verse cara a cara con Kim Jong-Un para destensar una no guerra de varias décadas. Claro que, visto el gusto por improvisar del presidente de EE.UU., todo puede suceder.
Quitando lo político, la semana va a ser especialmente importante para el futuro de los mercados por dos razones de mucho peso: las reuniones de la Reserva Federal y del BCE. En el caso del banco central norteamericano, se da casi por segura la segunda subida de tipos en el año, así que lo importante de verdad va a ser el lenguaje de cara a la política monetaria del resto del año. En lo correspondiente al segundo, todo gira en torno a si Europa ya no necesita más compras masivas de activos a partir de septiembre. Pase lo que pase, lo seguro es que nadie duda del impacto sobre las curvas de deuda.
Buen día.