Dejamos atrás una buena semana en la que los mercados de valores subieron de una manera clara y destacada por primera vez desde mediados de abril, con la excepción de los índices tecnológicos. El Dow Jones, el índice S&P 500 y el Nasdaq Composite alcanzaron máximos históricos intradía en algún momento de los últimos siete días, pero el mayor avance lo registró el índice Russell 2000 de pequeña capitalización, que avanzó un 6%, marcando su mejor semana desde principios de noviembre. En Europa, índices como el Ibex 35 subían un 2% en la semana, su mejor balance semanal desde mayo.
Por su parte, el euro ha coqueteado con 1,09 dólares; el petróleo Brent, de referencia en Europa, a pesar de las caídas, se sitúa por encima de los 85 dólares el barril; y el oro rebasó los 2400 dólares la onza.
Pero el activo que más ha llamado la atención durante los últimos días ha sido la renta fija, debido al aumento de las expectativas de que la Fed baje tipos de interés en septiembre. El viernes, el mercado aún estaba digiriendo los datos de IPC. En ese contexto, el bono americano a diez años cerraba la semana por debajo del 4,2%, mientras que el alemán volvía a perder el nivel del 2,5%.
Y eso que podría decirse que los datos del índice de precios al productor (IPP) del viernes complicaron aún más todo lo que tiene que ver con la inflación y sus implicaciones para el mercado. El IPP general subió un punto más de lo esperado hasta el 0,2% en junio, mientras que el descenso de mayo también se revisó al alza hasta el plano. Los inversores parecieron sentirse satisfechos con la lectura del IPP subyacente (menos alimentos, energía y servicios comerciales), que no varió en el mes. Al igual que en el conjunto de la economía, las tendencias de la inflación de los insumos se concentraron en los servicios, en particular en la venta al por mayor de maquinaria y vehículos. En el lado positivo, las expectativas de los consumidores sobre la inflación durante el próximo año, y durante los próximos cinco a diez años, disminuyeron por segundo mes consecutivo hasta el 2,9% (desde el 3%). Lo malo es que la confianza de los consumidores cayó inesperadamente al nivel más bajo en ocho meses.
Otra de las noticias de la semana era el inicio de la temporada de resultados. El comienzo no oficial arrancó el viernes con la publicación de las cuentas del segundo trimestre de JPMorgan Chase, Wells Fargo y Citigroup. Las acciones de los tres bancos cayeron, con JPMorgan y Wells Fargo quedándose lejos de las estimaciones y, encima, la entidad californiana recortaba sus perspectivas. En estos momentos, la media de los analistas, encuestados por FactSet, esperaba que el crecimiento de los beneficios del S&P 500 se acelerase del 5,9% en el primer trimestre al 9,3% en el segundo, lo que marcaría el mayor incremento desde el primer trimestre de 2022.
Pero seguramente lo más importante de la semana sucedió con el mercado cerrado. El sábado, durante el último mitin antes de la convención republicana que se celebrará estos días en Milwaukee, Trump recibía el impacto de bala en un atentado que por poco no se convirtió en un magnicidio. Justo cuando todos los focos se centraban sobre Joe Biden y su idoneidad para disputar las elecciones, el republicano vuelve a situarse en el centro de todas las noticias. Precisamente cuando todas las encuestas le empiezan a situar como claro favorito para ganar en noviembre.
Esta semana tocará digerir dicha noticia, junto con la reunión del jueves del BCE, las cifras de crecimiento de China conocidas hace unas horas y datos de IPC muy importantes como el del Reino Unido o el del conjunto de la eurozona.
Buena semana.