Ya no se sabe si cumpliendo con las expectativas o no, Trump y Xi Jinping han alcanzado un pequeño acuerdo con el que darse una tregua que relaje las tensiones comerciales.
Se trata de una prórroga de noventa días para no elevar los aranceles, que aunque no es la solución definitiva, sí sirve para pensar que todo esto puede terminarse sin haber entrado en una guerra propiamente.
El mercado, como era de esperar, tiene ahora mucho que celebrar, pues ha sido precisamente esto del comercio lo que más ha penalizado a las bolsas en los últimos meses. Eso sin contar el impacto sobre la actividad económica, que ya ha empujado a algunos países al entorno de la falta de crecimiento.
La política también tiene un tanto que aportar para poder, como poco, estabilizar la situación. Pero de los presupuestos italianos seguimos sin saber concreciones, ni del brexit cuál va a ser la salida final y encima ahora a Sánchez se le puede haber complicado la legislatura. Suerte que si hay (hipotéticamente) estancamiento, este no vendrá acompañado de una inflación galopante, pues el IPC subyacente de la zona euro sigue sin dar muestras de resucitar de golpe, mientras que el general ha sufrido un descenso acorde a la caída de los precios de la energía.
Precisamente esto va a ser capital esta semana con la reunión de la OPEP. Una reunión sobre la que Rusia va limando diferencias en cuanto a si lo mejor es reducir la producción para tratar de volver a provocar una subida de los precios. Y una reunión también marcada por el anuncio de Qatar de abandonar el cártel por su enfrentamiento diplomático con Arabia Saudí, que siempre le puede añadir un extra de volatilidad.
Buen día.