Las incertidumbres geopolíticas, el aumento del proteccionismo y las debilidades de algunos emergentes que impactan negativamente sobre el sentimiento económico están sirviendo de excusa para que los bancos centrales modifiquen su tono y se aventuren a bajar tipos de interés.
Ya veremos cuánto tardan la Fed y el BCE en seguir el camino de los bancos centrales de la India y Australia. Por lo pronto, ayer, la entidad monetaria europea lanzó un mensaje suave y se mostró decidida para actuar con todas las herramientas de política monetaria si fuera necesario, a la vez que anunciaba su intención de no subir tipos durante los próximos doce meses. Además, ajustó al alza sus estimaciones de crecimiento del PIB durante 2019, pero rebajó la del resto de años. También mejoró ligeramente las expectativas de inflación.
En cuanto a los datos económicos, el PIB 1T19 de la eurozona se mantuvo en línea con lo previsto y confirmó el dato preliminar. Por su parte, en Estados Unidos, el déficit comercial bajaba ante la caída de las importaciones. Los datos anticipan una contribución positiva del sector exterior en el PIB de este trimestre y demuestran que la tensión comercial con China y el incremento de aranceles están corrigiendo ligeramente los desequilibrios comerciales. La peor noticia la conocíamos esta mañana, cuando la producción industrial de Alemania caía por séptimo mes consecutivo, nuevamente por culpa del sector automóvil.
Con todo, los mercados que siguen centrando la atención son los de renta fija. Cada día se registran nuevos mínimos de rentabilidad en el bono español y el alemán, y nada hace pensar que la cosa vaya a cambiar en el corto plazo. Mientras, las bolsas se mueven al son de la noticia política de turno, sin tener en cuenta los fundamentales de las empresas.
Para hoy tenemos el importante dato de empleo americano, que se teme sea flojo tras la mala encuesta ADP y las negociaciones entre EE.UU. y México que consigan evitar la entrada en vigor de aranceles del 5% el próximo lunes.