Este es un año propicio para enseñar a los pequeños aprendices de la industria lo complicado que es hacer timing al mercado y, a la vez, que la paciencia termina pagando. Si hace una semana todo eran miedos por el posible impacto de la variante delta en las economías, pudiendo desencadenar nuevas limitaciones a la actividad o el movimiento, siete días después parece haber pasado a un segundo plano tras constatar que, si bien la transmisibilidad es mayor, la presión asistencial continúa estando muy controlada. Un bache más que, por ahora, hemos esquivado.
Y para que no nos tropecemos, Miss Lagarde ha decidido asfaltarnos la carretera y mejorar la suspensión de nuestro vehículo, para que cualquier posible socavón lo notemos lo menos posible. No se esperaban grandes novedades en la comparecencia de ayer y, en realidad, no las hubo. O sí, pero no. La realidad es que los volúmenes de los programas de estímulo permanecen intactos, igual que los tipos de interés, pero la dialéctica jugó un importante papel. La presidenta del Banco Central Europeo modificó ligeramente sus palabras con respecto a la inflación, solamente semanas después de haber modificado el objetivo. Lo que vino a decir fue que, no solo podrán permitir a los precios establecerse por encima del objetivo durante un cierto tiempo, sino que esperarán para tomar decisiones en materia de tipos de interés a que se alcance ese nivel del 2% “más allá del final de su horizonte de proyección”. Resumiendo, que seguiremos con esta política ultralaxa bastante tiempo más. La consecuencia en el mercado de bonos no se hizo esperar y ya tenemos el bund alemán nuevamente por debajo del -0,40%.
La renta variable ayer vivió una nueva buena sesión, celebrando en Europa la perpetuación de los estímulos y, en Estados Unidos, mirando a los resultados empresariales, los cuales están siendo positivos, con muchas compañías dando buenas proyecciones. Con cerca de un 20% del S&P 500 habiendo publicado sus cuentas, los beneficios reportados baten a los estimados en un 18%. Casi nada.
No podía irme sin recordar que hoy empieza uno de mis eventos favoritos (por no decir el favorito) y para el que, esta vez, hemos tenido que esperar cinco años. Esperamos que con Mireia Belmonte y Saúl Craviotto a la cabeza nuestros deportistas mejoren en Tokio la posición de España en el medallero y superen las 17 medallas de Río 2016. Citius, altius, fortius.
Buen fin de semana.
Llámanos 
