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24/12/2021 AUTOR: Salomé Bouzas Morning meeting

Estamos cerca de terminar un año mucho más positivo de lo que la mayoría esperábamos hace 365 días

Seguramente que este post que estoy escribiendo sea uno de los menos leídos del año. Y me parece lógico y correcto porque un día 24 de diciembre todos estamos más pendientes de tener bien afilado el cuchillo para cortar el jamón y las toallitas de limón para limpiarnos las manos después de comer los langostinos, que del mercado. Pero tampoco es que el mercado vaya a darnos grandes noticias, pues esta es una jornada que en la mayoría de los mercados europeos es festiva, y en la que Wall Street vive una sesión más corta de lo normal. Y en ambos casos los volúmenes y movimientos suelen ser bajos.

Mientras llega 2022, podemos contentarnos un poco con el minirally de Navidad del que estamos beneficiándonos en los últimos días, en el que los rebalanceos institucionales y la operativa motivada por cuestiones fiscales seguro que tiene mucho que ver. La realidad es que, con todo, estamos cerca de terminar un año mucho más positivo de lo que la mayoría esperábamos hace 365 días. Eso sí, un año que en algunos momentos parecía dejar al 2020 como normalito. No olvidemos que el día de Reyes nos encontramos con un asalto al Capitolio de Estados Unidos, el cual quizá no habría sucedido si en Washington hubiesen tenido una nevada de la categoría de Filomena, o que meses después un barco ponía en jaque las cadenas de suministro mundiales al quedarse encallado completamente cruzado en pleno canal de Suez. ¡Y esto solamente en los tres primeros meses del año!

También este 2021 llegó la vacuna (¡gracias!) y, con el paso de los meses, esta fue la causante de que el mercado reavivase la volatilidad perdida. La recuperación de la actividad se juntó con el efecto base del cálculo de la inflación, que resultó no ser tan transitorio como parecía, pues se sumaron también los cuellos de botella en las cadenas de suministro y las tensiones en el sector energético, obligando a los bancos centrales a cambiar sus discursos acerca de los precios y, en consecuencia, de los programas de expansión cuantitativa y los niveles de tipos. Ya la teoría económica nos dice que la volatilidad a corto plazo en la renta fija se explica mayoritariamente por los cambios en la política monetaria más que por las perspectivas sobre el crecimiento y la inflación (que afectan más a los plazos más largos), así que no debería pillarnos de sorpresa.

Total que, en este entorno, no sé si porque los inversores están influidos por el espíritu de la Navidad o porque realmente hay muchas maneras distintas de ver la actual situación de mercado, estamos viendo subidas tanto en los sectores más cíclicos (los cuales se benefician de los tres proyectados incrementos de tipos para 2022 en Estados Unidos) como en los más defensivos. Pero no se confíen, aún no hemos acabado 2021 y ya tenemos la casi completa certeza de que 2022 vendrá con fuerza.

En cualquier caso, mientras esperamos a que llegue, hoy lo importante como decía son el jamón, los langostinos, el champán y la familia. Por un día, los mercados solamente son un problema de “nuestro yo futuro”.

Feliz viernes, feliz fin de semana, feliz Nochebuena y feliz Navidad de parte de todos los que escribimos estas líneas cada día de cada semana: Joanna, Samuel, Jessica, Víctor, Virginia, Jorge, Gonzalo y una servidora.

Mª Salomé Bouzas Romero
Analista

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