Algunos comienzan a ver la luz al final del túnel. Esta es la explicación para la nueva sesión alcista vivida en el día de ayer. El hecho de que países centroeuropeos empiecen a pensar en la normalidad es la base de este renovado optimismo. Incluso en aquellos más azotados por la tragedia sanitaria, los números parecen mejorar sosteniblemente e, incluso, ya se habla de cómo se realizará la esperada desescalada.
La OMS, por su parte, alerta de que el pico de la pandemia a nivel global todavía no ha pasado, supongo que intentando que esta vez alguien sí la escuche. Ese no va a ser Donald Trump, el cual ha retirado la financiación proveniente de su país al organismo por su, según él, mala gestión de la crisis. Pero como dice la ministra Laya “es muy fácil ver la paja en el ojo ajeno” y Estados Unidos, con su presidente al frente, se ha convertido en el epicentro mundial con un número de fallecidos que cada vez asusta más. Y lo que es más importante, sin visos de controlarse el foco de Nueva York por ahora. Con todo lo dicho, quiero decir: tengamos más cautela cuanto más bonito se ponga todo, porque de lo poco que sabemos de la COVID-19 es que es de difícil previsión.
Y en este punto empezamos con la temible temporada de presentación de resultados empresariales correspondientes al primer trimestre de 2020. Ayer, JP Morgan y Wells Fargo nos daban un aperitivo de en lo que probablemente se va a convertir: importantes caídas en los beneficios y anuncios de enormes provisiones. No nos llegarán los dedos para contar los profit warnings que están por venir.
Buen miércoles.
Llámanos 
