Allá por el 350 a. C., la escuela aristotélica se planteaba que todo tiene un propósito o telos.
Así, el de una bellota sería ser roble, o el de una persona sería la felicidad. Lógicamente todas las cosas hechas por seres humanos tendrían el suyo propio.
¿Qué hubiera dicho el bueno de Aristóteles sobre el telos de la gestión de la riqueza? Probablemente hubiera dicho que preservarla durante muchos años, con el fin de disfrutarla en el futuro o que lo disfruten los nuestros.
A la vista de este propósito, ¿cómo pensamos que una persona debería medir la gestión de su patrimonio?
Lo normal sería reunirse con su asesor, por ejemplo trimestralmente, fijarse en si su cartera ha tenido un retorno positivo, si ha superado al índice de referencia y cómo se está comportando con respecto a otras carteras con un riesgo similar. No obstante, creemos que el verdadero telos consiste en tomar mayor perspectiva y evaluar también lo siguiente:
• La preservación del patrimonio: Para hacerlo, entendemos que el factor relevante es el mantenimiento del poder adquisitivo a largo plazo y, por ello, la consecución de objetivos debería plantearse, al menos, a cinco años vista. Claro que habrá trimestres buenos y trimestres malos, pero deberemos ser disciplinados y mantener el foco en nuestro horizonte de inversión. Esto, por supuesto, requerirá paciencia y un acompañamiento adecuado.
• El comportamiento del patrimonio en su totalidad: Ha de alentarse a los clientes a que contemplen su cartera como un todo y no caigan en la tentación de mirar cada activo de manera aislada. Con algunas de las inversiones se cometerán errores y, cuando eso ocurra, el cliente deberá exigir franqueza y transparencia al respecto. Pero al construir una cartera, sus partes tienen sentido como un todo y como tal debería ser analizada su rentabilidad o su volatilidad.
• El acompañamiento: Un periodo tan largo hace necesaria la presencia de un experto que nos ayude a no separarnos de nuestro objetivos y nos explique de manera clara el comportamiento de nuestra cartera. Además, cada cierto tiempo, deberá cuestionarnos, como el cabal Pepito Grillo, si nuestro nivel de ambición es consistente con nuestra tolerancia al riesgo.
Es indudable que la comunicación juega un papel fundamental, especialmente en mercados complicados y no deben temerse las conversaciones difíciles. Un cliente debe esperar profesionales comprometidos y experimentados, que actúen y comuniquen de manera clara y transparente.
La rentabilidad es una herramienta muy importante dentro de la gestión patrimonial, pero debemos enmarcarla dentro de nuestros objetivos. De lo contrario, podemos caer en la tentación de dejarnos llevar por el cortoplacismo y olvidarnos del telos de nuestra inversión.
Ignacio Perea
Director de Inversiones