El IPC de Estados Unidos subió un 5% interanual en mayo (frente al +4,7% esperado), pero no saltaron las alarmas. Tampoco saltaron cuando el BCE revisó al alza sus previsiones de precios al 1,9% desde el 1,5% para 2021. Los mercados siguieron su rumbo como si nada hubiera pasado. Quién diría que todo el mundo le tenía miedo a la inflación.
Comenzando por comentar lo que sucedió ayer en Fráncfort, el BCE ha revisado al alza sus expectativas de crecimiento al 4,6% desde el 4% para 2021 y al 4,7% desde el 4,1% para 2022. Pero según el propio organismo, la recuperación de la economía aún es incipiente y, por supuesto, se está lejos de alcanzar ese horizonte cercano al 2% de inflación que guía la estrategia del BCE de una manera sostenida. Así que no hay cambios. O lo que es lo mismo, se mantendrán las compras netas de activos en el marco del programa de compras de emergencia frente a la pandemia con una dotación total de 1,85 billones de euros al menos hasta el final de marzo de 2022 o hasta que considere que la fase de crisis del coronavirus ha terminado. Por lo tanto tampoco toca pensar en reducir el importe mensual de compras. Buenas noticias para todos los europeos endeudados.
En cuanto al dato de precios de EE.UU. mencionado inicialmente, si excluimos la variación de precios del petróleo y los productos agrícolas, que son elementos volátiles, el IPC subió un 3,8%, el mayor incremento desde 1992. Es una cifra que por mucho que les pese a los inversores en renta fija, la Fed no debería dejar de mirar. La reunión de la semana que viene parece clave para determinar el futuro del programa de estímulos del organismo. Ya va siendo hora de pensar en reducir los 120.000 millones en compras mensuales de bonos del Tesoro y préstamos inmobiliarios titulizados.
Y ante estas noticias el mercado respondió con compras, siendo superiores en el caso de los mercados de deuda que en el de acciones. La rentabilidad del bono americano a diez años ha perdido claramente el 1,5% y va camino de perder el 1,4%. Recordemos que una disminución de la rentabilidad ofrecida de un 0,1% en un bono a diez años supone una subida del 1% en precio. Un poco menos de lo que han ganado los inversores en la deuda pública americana en lo que va de semana. Por su parte, el índice de renta variable por excelencia, el S&P 500, se sitúa cerca de récords históricos. Los valores de crecimiento vuelven a tirar y las acciones “memes” vuelven a copar titulares. El dólar se depreció por la caída de las rentabilidades frente a la mayoría de las monedas. Tengo la sensación de vivir un déjà vu.
El día de hoy no debería depararnos grandes sorpresas. El principal indicador macroeconómico será la confianza del consumidor americano elaborado por la Universidad de Michigan y el PIB mensual del Reino Unido.
Buen fin de semana.